CAPÍTULO lll
Vi la hora en mi celular el cual estaba a mi lado, eran las seis y cuarenta.
Vaya que dormí demasiado.
-Andrea- Dijo Caroline asomando su cabeza por la puerta –Te buscan-
Entro mi Madre y Ryan se quedó afuera.
-Dios Mío Andrea ¿Cómo se te ocurre hacer semejante estupidez?- Dijo con tono elevado.
-Amm Hola, yo muy bien ¿tu?-
-Lo hiciste para llamar mi atención ¿verdad?- Me miró con recelo –Sé que dije que volvería a las doce pero el tiempo se nos pasó volando-
-Claro, tú disfrutando de tu cumpleaños quien sabe dónde y tu hija casi muriendo; ¿Qué cosas no? Pudiste haber llamado o al menos contestar mis llamadas-
-En ese lugar no había cobertura y no llevé conmigo mi celular, seguro lo deje en silencio. Pero pensé: Oh, tengo una hija tan responsable e inteligente, seguro entenderá mi situación y no tratara de mandarse una maldita botella de vino estando sola-
-Pues disculpa por ser tan estúpida, Ah y por cierto; de nada-
-¿Qué se supone que debo agradecerte, el no haber muerto acaso?- Dijo incrédula.
-Wow, ¿No solo te hago una súper bienvenida a casa si no que te haces la cruel?-
-¿Qué bienvenida?-
La miré queriendo decir: ¿enserio?
-Iba a entrar a casa pero la vecina me contó que estabas en el hospital y vine inmediatamente-
-Será eso o, estas tan “ciegamente enamorada”- Dije haciendo comillas- ¿Que el grado de ceguera no te dejó verlo?-
-Basta con tus insinuaciones, no es un secreto que odias a Ryan-
-Qué bueno que lo notas, me ahorraste mucho tiempo- Dije sarcástica.
-Dime algo; ¿Por qué lo odias? ¿Te ha hecho algo? Si lo ha hecho te juro que-
-No te preocupes, si me hubiera hecho algo, hace mucho tiempo hubiera metido su cabeza en una sartén- Dije interrumpiéndola.
-¿Entonces?-
-Sabes porque; nos alejó de nuestra familia- Dije dolida –No sabes el esfuerzo que hago por llevar la fiesta en paz, solo que; no puedo, simplemente no puedo- Dije mirando hacia otro lado.
-Pues te diré algo, él es mi esposo y hagas lo que hagas, no me divorciare, ¿entiendes? Así que si no quieres problemas, trátalo bien, y todo el mundo será feliz-
-¿Así es como arreglas las cosas? ¿Con amenazas?- Mi voz se quebró.
Puto nudo en mi garganta.
-Hablare con el Doctor, hoy mismo saldrás de aquí- Fue en dirección a la puerta –Y ve pensando como arreglaras esto, porque con esa actitud no llegaras a ninguna parte-
-Ah Por cierto- Me miró antes de cerrar la puerta –Feliz Cumpleaños-
Me dio una última mirada y cerró la puerta a su paso.
Maldito el día en que perdí noveno.
Maldito el día en que deje que me trajeran aquí.
Maldito el día en que me convertí en una completa perra con mi familia.
Maldito el día cuando no valoré lo que tenía.
Maldito el puto mundo.
Y maldito el cargo de consciencia que me carcome.
*****
-Disculpe- Sentí que tocaron mi hombro -¿Usted es el Doctor Clarck?-
Voltee, era una mujer alta, tés morena y pelinegra.
-Si señora ¿En qué le puedo ayudar?-
-Mi nombre es Rachel Franco, mucho gusto- Extendió su mano, la cual correspondí- Soy la Madre de Andrea Kavanagh; la que bebió de más- Hizo una mueca.
-Seguro- Reí –Que bueno que está aquí, tome asiento-
-Gracias Doctor, y dígame; ¿Es gave?-
-No lo sabremos hasta hacerle unos exámenes a su hija, ahora debe descansar. Pero no debe preocuparse, tal vez no sea grave y solo fue un susto-
-Dios lo escuche Doctor; entonces, ¿Tal vez no sea posible que salga hoy de aquí?-
-Es lo más probable, pero; estaremos comunicándole-
-Seguro, Gracias Doctor-
-Está bien señora-
Me encaminé hacia la habitación de Andrea para comenzar con los exámenes, tal vez ya este despierta.
Toqué la puerta y escuché un pase de su parte.
-Hola Doctor- Dijo en tono bajo.
-Señorita- Le devolví el saludo –¿Se encuentra bien?-
-Mejor imposible-
-¿Sarcasmo?-
-Tal vez si, o tal vez no- Levantó sus hombros.
Le sonreí –Tomaré eso como un efecto de la droga. En fin, procederé a hacerle los exámenes, su Madre le gustaría sacarla hoy mismo de aquí; y entiendo, todos odian los hospitales-
-Usted también ¿no?- Levantó su ceja.
-Tal vez si, o tal vez no-
Reímos.
-Sí, Doctor-
-Puede llamarme Rixon, recuerde-
-De acuerdo- Rió- Y usted deje de llamarme señorita; puede llamarme Andrea-
-Está bien Andrea; ¿Decía?-
-Hablando de mi salida- Dijo dudosa –¿Podría pedirle un favor?-
*****
Revise por décima vez los resultados de los análisis de Andrea.
Un simple susto pudo ser una opción; pero nunca lo creí. Cuando llegó aquí no creí que fuera a reaccionar, estaba muy mal.
Pero los resultados indicaron lo contrario.
Andrea no tiene ni un pequeño rastro de ser cardíaca.
La señora Franco estaba sentada en la cafetería.
Me saludó y me presento a su esposo Ryan. No creo que sea el Padre de Andrea; no tienen ningún parentesco.
-Y bien Doctor-
-Su hija es completamente sana, lo que ocurrió solo fue un susto-
-Pero; no es normal que se desmaye por beber poco-
-Su sistema no reaccionó como debería ya que cada organismo es diferente. Aunque debe tener mucho cuidado la próxima vez-
-Entiendo; muchas gracias Doctor- Me sonrió –Entonces ¿Será posible que le dé de alta?-
-Por desgracia no; debe quedarse esta noche por su seguridad; no queremos que se complique más tarde-
Claro.
Sobre todo.
Dijo mi cínica consciencia.