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𝚂𝚊𝚋𝚊𝚍𝚘 29 𝚍𝚎 𝚏𝚎𝚋𝚛𝚎𝚛𝚘

𝒞ℯ𝓁𝒾𝓃𝒶

Hasta que al fin había llegado el tan preciado sábado, día en el que, con mis amigas, íbamos a hacer la salida de chicas que veníamos amenazando hacer hace semanas. Pero siempre Guchi no puede, o Carolina, o Jorge, no quieren.

"𝙀𝙨𝙩𝙖𝙨 𝙨𝙚𝙜𝙪𝙧𝙖 𝙦𝙪𝙚 𝙮𝙖 𝙨𝙖𝙗𝙚𝙢𝙤𝙨 𝙦𝙪𝙞𝙚𝙣 𝙣𝙤 𝙫𝙖 𝙖 𝙞𝙧?" Le teexto a Carolina por el grupo que tenemos con Guchi.

"Le pregunté a Mati y me dijeron que TODAVÍA no planearon algo" Leo el mensaje de Carolina.

"Lucas me dijo lo mismo" Manda Guchi.

"Enzo dijo que vienen a tomar algo al quincho pero que no van a salir a ningún lado. Enzo se tiene que quedar con los nenes" Escribe Jorge.

Guchi y Jorge ya sabían todo acerca mí relación... ¿Relación? Bueno, mí trato con Ignacio, saben que es medio raro, saben que ya chapamos y todo pero acá estamos.

La previa no iba a hacerse en la casa de ninguna, ya que en la mía entro yo, y de.pedo; en la de Carolina llegas a poner música en 18 y la vieja rompe huevos y amorosa que tiene como vecina cae con un ejército armado; y en la de Guchi, se queda la mamá de Lucas cuidando a los nenes. Y en el quincho de Jorge se juntan todos los simios que tiene mí mejor amigo como compañeros de equipo y trabajo. Se turnan, un finde lo usa él, otro y ella y el siguiente ambos. Eso se llama hacer funcionar una pareja de fiesteros como lo es Enzo y Jorgelina.

Pero por eso, existe la magia del canje. Íbamos a ir a un restaurante que, encima de darnos comida gratis, nos daban bebidas gratis por un par de fotos, historias y menciones en las redes sociales. Amo esto.

Miro la hora, 22:10 marcaba el reloj de pared. 23:30 teníamos que encontrarnos en el restaurante. Sí, bastante tarde, pero era para comer tranquilas, tomar y después poder caer a tiempo al boliche.

Me meto a bañar, y, como SIEMPRE, me agarró esa paja después de bañarme y ver mi cama tendida esperando a que me tire de espalda y me duerma.

Hago mi mayor esfuerzo en maquillarme, peinarme y vestirme acorde. Hoy la iba a romper, hoy, me voy a olvidar de Ignacio Scocco.

Mi cabeza nunca deja de pensar, constantemente mi cabeza se imagina diferentes situaciones. Me imaginaba el bardo qué podría hacerse en el colegio si se enteran que una maestra sale con el papá de una alumna, creo que me echarían. Me imagino lo destrozada, tal vez, que quedaría la mamá de Eva y se.me rompe el corazón ¿Porqué tengo que tener tanta empatía a veces?

Eliminando todos esos pensamientos negativos en su mayoría, me baño nuevamente en perfume y agarro mi billetera, mí teléfono, las llaves del auto y de la casa y me voy al restaurante.

Cómo siempre, soy la primera en llegar. Me dan la mesa en la terraza que nos reservaron y me trajeron una picada como "entrada" les mandaría un mensaje a las chicas que se apuren porque cuando llegue no va a haber queso, pero estoy muy concentrada comiéndolo que no me da tiempo.

Reina ; Nacho ScoccoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora