31 𝚍𝚎 𝚍𝚒𝚌𝚒𝚎𝚖𝚋𝚛𝚎 𝚍𝚎𝚕 2020
𝒞ℯ𝓁𝒾𝓃𝒶
Después de todo lo ocurrido ayer, y de haber llorado lo suficiente como para realmente dar vuelta la página de Nacho y empezar a escribir otra historia en mí vida. Recordaba algunas frases que le había dicho, pero la que desde ayer no sale de mí cabeza y por la cuál no pude dormir es: "...Pero por suerte ahora no tengo que pensar más en eso, vos estas en la tuya jugando a la familia feliz y yo estoy siendo genuinamente feliz con alguien a quién amo y me ama, las disculpas llegaron demasiado tarde, Nacho."
Y es una mentira, yo no estoy siendo genuinamente feliz con alguien que amo y me ama, porque no se si hay alguien que me ama, y tampoco se si realmente es amor lo que siento por esa persona.
Miqueas claro está.
Él, él y él. El que se roba mis suspiros aún sin quererlo. Pero realmente no se si es mutuo. Capaz es una distracción para él y yo ya estoy yendo en busca del vestido blanco.
Íbamos a pasar juntos año nuevo, en la casa de Enzo. La familia dueña de casa, Guchi y Lucas, Matías y Carolina, Julián, Santi, Lucas, Franco y Daniela, nosotros y la familia de Nacho. ¡Que rejunte la verdad!
Habíamos decidido que cada familia iba a llevar algo para comer así con la mano, sin necesidad de mucha vajilla y esas cosas.
Luego de cocinar lo que con Miqueas íbamos a llevar, nos acordamos a dormir la siesta porque somos dos personas grandes que ya no están en el cuerpo de un adolescente que se banca todas.
A las ocho y media teníamos que ir. A las siete nos levantamos a las seis para empezar a prepararnos y poder salir temprano y llegar puntuales.
Me bañé, el también y nos vestimos. Mientras el jugaba a la play cual muñequito de torta, yo me maquillaba y arreglaba mi pelo.
un all black nunca falla, ahora tampoco, un rodete medio así nomás y mí flequillo loquisimo, tampoco.
- ¿Estás gorda?- Me pregunta Miqueas entrando a la habitación- ¡Apa la papa! Que fuerte ¿No?- Dice al verme, yo sonrió y me sonrojo naturalmente, en rubor está de más con este pibe.
- ¡Dale, pavo!- Le digo y lo abrazo por el cuello.
Bajamos luego de un par de miradas, sonrisas, comentarios fuera de tono, pero nada de otra cosa. Y tampoco hay contacto de piel entre ambos, todo queda ahí.
Entre los dos, subimos las cosas al auto y partimos a la casa de mi amigo. Raramente, él se ofreció a manejar, se por boca de él que detesta manejar en Buenos Aires por el tráfico, y justo hoy, 31 de diciembre a las nueve decide manejar él. Mientras no se enoje, le dí las llaves del auto y el maneja mientras yo llevo en mis piernas la comida que íbamos a llevar.
Luego de cuarenta y cinco minutos de andar arriba del auto, llegamos a la casa de mí amigo. Cada uno estaba listo para ser pintado en un cuadro. Cada uno con el pelito bien arreglado, cosas que solo pasan hoy.
--✨--
ramoscelina:
ESTÁS LEYENDO
Reina ; Nacho Scocco
Short StoryR: ❝Aunque cargues mis espaldas con tu miedo al amor, aunque juegues con mí orgullo no seras ganador❞ [22/12/19- ]