I still love you

1.1K 52 1
                                    

En la vida hay muchas situaciones de promesas rotas y palabras no sentidas. El juramento al amor eterno no siempre es cumplido y eso es natural, pues muchas veces se jura por inocencia, error u obligación. Eran jóvenes e ingenuos, con un amor pasional que fue desgastándose poco a poco. Lo que antes eran risas y cariños ahora eran gritos y discusiones. No es nada de otro mundo, las mentes cambian y lo que alguna vez fue complicidad se convirtió en dos opuestos difícil de atraer. Lucharon con fuerza para no llegar a esta instancia, pero tal vez era la única manera de que todo cese. Era el último recurso que les quedaba.

Yuna bajó del auto luego de haberse estacionado justo en frente de la oficina del abogado. Antes de tocar el timbre, giró su cabeza para darle una mirada seria a su esposo, quien venía caminando sobre la acera porque había estacionado su propio coche un poco más lejos.

—Buenos días —saludó Seokjin por cortesía. Se estaba divorciando de su esposa, pero no por eso tenía que tratarla mal un martes a las ocho de la mañana.

—Buenos días —respondió Yuna con el mismo tono. Prosiguió a tocar el timbre y a los pocos segundos el abogado que los ayudaba en el proceso de divorcio, les abrió la puerta dejándolos pasar a su despacho.

—Ya está casi todo listo. —dijo el hombre sentándose del otro lado del escritorio, les hizo una seña para que se sentaran ellos también. —Deben declarar la repartición de los bienes, la próxima semana se firma el acta, el juez aprobará el acuerdo y finalmente quedan libres uno del otro —el abogado soltó una risa, para él era un chiste, pero a la pareja que se estaba separando no le causaba nada de gracia.

—¿Podemos empezar? Es que debo ir a trabajar —respondió Yuna con incomodidad.

El abogado dejó de reír de manera abrupta y sin decir nada abrió una carpeta con todos los papeles y archivos del caso.

—Aquí tengo los títulos de sus bienes compartidos. Les doy un tiempo para que lleguen a un acuerdo.

—Yo me quedo con la casa. —se adelantó la chica. Ella sabía que era la propiedad era lo más importante de todos los bienes.

—¿Eh? ¿Y yo dónde viviré? —respondió defensivo su —pronto— ex-esposo.

—No es mi problema.

—No estoy de acuerdo, quiero quedarme con la casa. —Seokjin negó con la cabeza.

—Me corresponde a mi. Papá fue el que nos ayudó prestándonos dinero. —contraatacó Yuna. 

—Yo pagué la mitad de la casa, tú dividiste tu mitad con tu padre, por ende, yo puse más dinero.

Con pura frustración, Yuna miró al abogado en busca de una respuesta. Seokjin tenía razón y ella sabía perfectamente que él no tenía a dónde ir si se quedaba sin casa, al menos ella podía vivir en lo de sus padres por un tiempo. Pero, en el medio de un enfado muy grande no quería que él tuviera razón, ella sólo buscaba ganarle. 

—No tienen hijos, por lo que ambos tienen el mismo derecho de quedarse con la propiedad. —dijo el abogado cruzado de brazos y recostado en el respaldar de su silla. 

—¡Ah! —Yuna hizo sobresaltar a los dos hombres con su repentina expresión. —Mi sueldo es mucho más bajo que el suyo, yo tardaría meses en conseguir una vivienda. 

Seokjin suspiró porque, en parte, Yuna tenía razón. Pero él no tenía a su familia en Seúl y estaba completamente solo, quedarse sin hogar significaba renunciar al trabajo para volver a Ulsan con sus padres y su hermano. 

—En ese caso, Yuna tiene un poco más de prioridad —el abogado se encogió de brazos. Antes de que Seokjin pudiera quejarse, el teléfono del licenciado comenzó a sonar. —Debo atender esta llamada, es importante. Por ahora Yuna se queda con la casa, pero no está nada asentado. Convérsenlo tranquilamente y en unos días vuelvan a verme con una respuesta más clara. 

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 08 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

bts seokjin ; historiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora