Parte III.

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El sol se alzaba imponente sobre el cielo, colando sus intensos rayos por todos lados, sobre todo por las ventanas, atravesando sin problema las cortinas que las protegían. 

En uno de los tantos departamentos de la ciudad, la estrella dejaba iluminar una habitación donde dos cuerpos dormían aún, demasiado tranquilos y a gusto. La cama en la que descansaban era algo pequeña, por lo que uno de los cuerpos se encargaba de mantener al contrario entre sus brazos, apegando la espalda del más delgado a su pecho. Su rostro se escondía en su cuello, dejando que el aroma ajeno se filtrara por sus fosas nasales.

Con el pasar de los minutos, la respiración en su cuello comenzó a causar cosquillas, provocando que de a poco despertara. Se movió entre las mantas con desgano, deseando volver a sumirse en sus sueños como segundos antes estaba. Sentía que había dormido demasiado bien, como nunca antes.

Con pereza y aún sin abrir sus taciturnos ojos, se acomodó sobre la almohada y lo que sea que lo abrazaba tan firmemente. Se iba a volver a sumir en la acogedora sensación que le llenaba, hasta que recapacitó que era una persona quien lo estaba abrazando tan íntimamente. 

Abrió los ojos de golpe, percatándose de inmediato que no estaba en su habitación y que ni si quiera reconocía el lugar en donde estaba. A punto de entrar en pánico, intentó liberarse de los brazos que apresaban su cuerpo a medio vestir. HyungWon también cayó en cuenta de que solo traía encima su ropa interior y que el desconocido tras de se encontraba en las mismas condiciones. 

Se volteó con algo de brusquedad dado que los brazos no le soltaban por más que lo intentó. El castaño se topó con su rostro a pocos centímetros del suyo, logrando que su rostro se encendiera de un rojo furioso. Al ver el rostro ajeno durmiendo pacíficamente, escenas de la noche anterior vinieron a su cabeza como un torbellino. Su expresión se volvió un poema entre diversos sentimientos, principalmente vergüenza y rabia consigo mismo.

Intentó nuevamente liberarse de esos brazos tan musculosos, pero solo terminó aún mas apegado a su cuerpo. Como último recurso, comenzó a patalear sobre las mantas y a moverse sin cuidado. WonHo no tardó mucho en despertar por todo el ajetreo que ocurría en la cama. Despertó de golpe, sentándose sobre las mantas con prisa para mirar a su acompañante. HyungWon aprovechó la instancia para empujarlo y hacerlo caer de la cama, alejándolo de el.

-¿Qué rayos haces, HyungWon?- El mayor lo miró con un puchero entre sus labios, apoyando sus brazos en el borde de la cama. Se restregó ambos ojos aún adormilado.

- ¿Qué qué hago? ¡Irme de aquí, idiota!- Gritó con el ceño fruncido, lanzando una almohada en su dirección. Ignorando el dolor en su espalda baja, se levantó para buscar su ropa. Sin embargo solo encontró su celular encima de la mesita de noche. Al prender la pantalla vio que tenía miles de llamadas perdidas y mensajes de Irene y sus padres. Estaba muerto.-¡Tu! ¡¿Dónde está mi ropa?!- Se levantó y lo señaló con su índice, a punto de colapsar de los nervios.

-Hey, no te alteres, ¿si? Esta sobre el sofá de allí.- WonHo le indicó el mueble que se encontraba a su espalda. En silencio lo vio vestirse, hasta que la curiosidad picó en su cabeza. En su mente comenzó a recordar la noche anterior, deteniéndose a analizar la actitud tan colaboradora que el menor tuvo. La verdad es que estuvo a punto de detenerse muchas veces la noche anterior. Sin embargo, al mirar los ojos ajenos mientras le tocaba y besaba, no encontró rastro de disgusto, es más, sus orbes estaban bañados en lujuria pura, y lo confirmó cuando este mismo le pedía que siguiera.- HyungWon, ¿Recuerdas todo lo de anoche?

El cuerpo ajeno se tensó de inmediato e inconscientemente llevó una de sus manos hacia su espalda baja. Sus mejillas volvieron a encenderse al tiempo que por su cabeza se reproducían momentos de la noche anterior. 

Sexuality. × HyungWonHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora