CAPITULO 2: DULCES FLORES DE COLORES

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Desperté sola tratando de ubicar el reloj de mi abuela, este había caído de mi pequeña mesa de noche, no había notado lo mucho que quería aquel reloj. Tenía 18 años cuando escuché una segunda voz que me hablaba en el mismo parque donde conocí a Minami. Era un chico de voz gruesa, me agradaba mucho su forma de tratarme y también el aroma.

                                      - ¿Jun? -trato de reconocer de mejor forma su voz-

                                      - Si linda... estoy aquí, ¿otra vez con tus primos? -río un poco-

Mis primos ya no venían a este parque a jugar, ahora me usaban de mediadora para que pudieran ver a sus enamoradas o hacer quien sabe que diabluras, Jun llego un día cuando alguien estaba gritándome sin percatarme de las atrocidades que hacían estos familiares míos.

                                    - ¿¡A caso no me mira!? ¡Le estoy hablando! -levanto la mano con disposición a golpearla-

                                  - No debería tratarla así, no se da cuenta -sostengo su brazo antes de que ejecutara el golpe- ¡Ella no sabe de lo que le habla!, ¿acaso es un salvaje?, es invidente -observo con mucha frialdad-

                                 - ¿En serio?... ¿no ve? -observo de pies a cabeza a la joven- Esos bastardos, tirándole todas sus fechorías a ella... pido que me disculpe -acaricio su cabeza-

Estaba algo asustada porque no sabía quien detenía la ira de aquel hombre decidido a todo, me resigne a aceptar sus disculpas, comentándole lo equivocado que estaba y que absolutamente no tenia nada que ver con lo que hacían mis primos.

                               - Gracias... -trate de buscarlo con mucha duda-

                               - De nada, estoy aquí -tome su rostro y acaricie delicadamente una de sus mejillas- No me percate de lo linda que era

Me sentí protegida, mis primos regresaban de mala manera a llevarme a casa cuando apenas y había reconocido su voz, aun así... el a lo lejos gritaba

                              - SOY JUN, MUCHO GUSTO EN CONOCERTE, ESPERO VERTE PRONTO -gritaba lo mas que podía mientras veía como esos dos adolescentes se la llevaban entre muestras de molestia e incomodidad- Espero verla nuevamente...

Al llegar a casa, mi corazón estaba con un miedo poco explicable, hasta que llego Minami a casa y poco antes de comenzar la platica de su amor del día, pude anticiparla.

                             - Minami, cuando te gusta alguien... -tomo ambas manos algo fuerte y expresando mi nerviosismo- ¿Qué sueles fijarte?

Entendía un breve silencio, como sinónimo de que estaba sorprendida y fue cuando ella comenzó a darme cátedra de que fijarse de un hombre, antes de denominarlo un "crush"

                            - A mi me gustan los chicos, altos, con el cabello cuidado... con una personalidad gentil... creo que esto último lo descubrí por el ultimo chico con el cual trate -observe a su mirada perdida y descubrí que sus ojos brillaban ligeramente- ¿Estas enamorada Kioko?

Quede callada ante su pregunta, y sonreía con demasiado temor. Estaba en lo correcto o simplemente me gusto que me protegiera de aquel problema del cual no tenia idea, escuchar como detuvo el brazo del otro tipo hizo que me sintiera protegida, saber que lo convenció para que no me hiciera nada y entendiera que era inocente de lo que pudieron hacer mis primos... me encantaba aquel hombre... o debería decir, me atraía demasiado, pero demore tiempo en volverlo a ver y ahora estaba sentado a mi lado.

EVANNA Y LAS FLORES INVISIBLES (DANZA DE FLORES INVISIBLES)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora