Espíritu Santo

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La tarde caía bajo la atenta azul mirada de la heroína de París, era una linda tarde para disfrutar de la brisa otoñal y del bello paisaje parisino que se engalanaba con los últimos rayos de sol.

Sentada sobre la plataforma más alta de la torre Eiffel divertida jugaba con sus pies que colgaban al vacío, mientras que completamente concentrado su compañero se mantenía de pie apoyado contra una de las vigas.

Meditabundo mantenía la vista al suelo y en lento movimiento inconsciente acariciaba la barbilla con su mano. A su cabeza volvían los recuerdos de esa mañana en su colegio y se repetía el aviso que la señorita Bustier le dio.

- Escuchen chicos, tengo que darles un aviso de dirección.

Al momento todos dejaron lo que estaban haciendo y prestaron atención a su profesora.

- Con motivo del homenaje al fundador de nuestro colegio mañana habrá una misa en su memoria en la iglesia "Saint Pierre de Chaillot" , saldremos de aquí después del receso y en la iglesia nos sentaremos todos juntos. - indicaba presta sin omitir indicación alguna.

Los murmullos y la algarabía se dejaron escuchar al momento, los planes de como se sentarían corrían de mesa en mesa como un fuego en maleza seca.

- Chat...Chat... - insistía la heroína intentado captar la atención de su abstraído compañero.

Aun metido en sus pensamientos se giró hacia su compañera, quien sonreía divertida sin dejar de mirarlo.

- ¿Qué te causa tanta gracia mi Lady? - inquirió ya repuesto de su embelesamiento y sonriente hacia ella.

- Tu cara, - respondió sincera sin ocultar lo divertido del hecho - estabas completamente ausente. ¿En qué pensabas? - inquirió ahora ya más curiosa por aquello que copaba su atención.

Chat Noir medito por un momento las palabras de Ladybug.

- Mi Lady, ¿tú sueles ir a misa? - inquirió espontáneo, consiguiendo enarcar las cejas de la heroína y que sus ojos se abrieran de más.

Se mantuvo pensativa, quizás aquello fuera otra broma de su locuaz compañero. Tomando un profundo respiro decidió arriesgarse y responder a la pregunta.

- Permíteme. - presto, le tendió la mano para ayudarla a ponerse en pie.

- Si, suelo ir habitualmente a misa. - se estremeció al notar como su felino amigo la detallaba de arriba abajo, poniendo más atención a la zona de sus hombros.

- Me despido mi Lady, es tarde y este gatito aun tiene trabajo que terminar. - con una reverencia tomó su mano para depositar en ella un casto beso.

Tomó su bastón y se acerco a la orilla dispuesto a saltar al vacío para volver a su casa, se detuvo en el borde de la plataforma y se giró para ver la expresión de confusión de su compañera.

- Mi Lady tienes un espíritu santo hermoso. - y con un guiño se lanzó extendiendo su báculo.

- ¿Qué ha sido eso? - inquirió desconcertada.

Al día siguiente, como no podía ser de otra manera, las chicas lideradas por Alya se encargaron de asignar los lugares de tal manera que Marinette y Adrien quedaron sentados juntos.

Entre risillas inquietas y nervios a flor de piel, pasó la liturgia.  Marinette, quien no pudo dejar de ver a Adrien en todo momento. Agradecida escuchaba como el cura daba la última bendición.

- Y ahora hermanos que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes.

Marinette apuro a hacer la señal de la cruz tal como se la habían enseñado desde pequeña.

- En el nombre del padre, del hijo... - boquiabierta se quedó al recordar las palabras de Chat Noir, un intenso rubor se extendió como la pólvora sobre sus níveas mejillas - ... gato bobo. - alcanzó a farfullar.

- ¿Marinette?...¿Marinette? - aun ofuscada se giró hacia la voz, en cuanto vio que era Adrien que le hablaba solo pudo sonreír nerviosamente.

- ¿Estás bien?, - se le veía cierta preocupación en el semblante - te has detenido durante la bendición, te ha faltado nombrar al espíritu santo. - ratificaba sus palabras indicándole con el dedo el movimiento que le había faltado.

Una explosión bermeja incendió su cara al recordar de nuevo las palabras de Chat Noir y escuchar a Adrien hablar de su espíritu santo.

Por otro lado las mejillas de Adrien rápidamente comenzaban a cubrirse del rojo de la vergüenza al darse cuenta de lo que había dicho, recordando sus palabras con Ladybug. Y lo que era más aun, continuaba señalando la santísima sea la parte de Marinette que al mirarla tan fijamente y tan de cerca le recordaba en demasía a la más aun si se puede santa parte de Ladybug.

- ¿Has visto Nino?, al parecer ha funcionado sentarlos juntos, Marinette y Adrien aun no se han levantado y no son capaces de apartar la vista uno del otro. - indicaba feliz Alya.


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Una Linda Tarde Donde viven las historias. Descúbrelo ahora