Nacidos

capitulo 3

Comencé a descender mientras miraba el amanecer no pude evitar sentir cierto recelo hacia la raza humana era poco concebible, para mí, que existiera tanta maldad en la creación que  durante su diseño en lo que primero que se pensó fue en amor; pero no, a ellos les gustaba la maldad, la disfrutaban. Y aquí estaba yo, el arcángel, creado y formado y diseñado con un propósito ese propósito era llevar a la raza a encontrar su destino en la tierra al no cumplirlo yo moría, cabe destacar que era algo agonizante, pero el propósito no moría debía cumplirse para que la línea de tiempo no se destruyera; ya pasó una vez y termino provocado la creación del infierno.

- Lucifer y sus cosas - pensé.

El humo llegó a mi cara provocando náuseas. Al reencarnar y ser enviado a la tierra era una especie de super humano tenía dones, talentos, habilidades, destrezas pero también podía oír los pensamientos de los humanos a quien debía ayudar. El destino que debía cuidar y lograr que llegara a su fin termino. Tenia hambre, calor, sed, cansancio, sueño y unas, disculpen la modestia, alas insoportables para caminar el peso era fastidioso.

Los gritos de todos atormentaba, los cuerpos sudados, sucios hacían acopio al desastroso corazón que habían en aquellas cajas torácxicas. Mire al cielo y suspiré ¡Es hora de comenzar!.

Camine por un callejón que formaban dos grandes edificios al final había una pequeña casa o refugio de color turquesa en las paredes con blancas ventanas y puertas; subí los tres escalones que me dirigían a la entrada... no fue el olor o el calor que hacía lo que me detuvo en seco fue el grito desgarrador que llegó a mi mente -¿No podía ser una persona normal?- pregunté a el ser supremo que sabía con exactitud que me estaría vigilando para que yo cumpliera mi deber.
Los gritos no pararon incluso después de tocar la puerta un par de veces ni cuando la puerta se abrió y me mostró a una joven mujer de unos 24 años, de color canela, con rizos castaños, ojos café, de 1,50cm...

Suspiré y sonreí.

Era ella.

Mi chica desde que tengo razón.