Breaking Rules (Harry Styles & Tú) [PAUSADA]

Capítulo 3

—¿Qué se supone que estás haciendo?—Dije queriendo bajarme.
—Así llegaremos antes. Paso de subir todas estas escaleras contigo a cuestas. Cuanto antes lleguemos antes te perderé de vista. Sigues sin caerme bien estúpida.
—Deja de llamarme estúpida pedazo de inmaduro. Ni siquiera me conoces.—Dije enfadada.
—Me puedo hacer una idea, tranquila.—Rió, pero yo no le encontraba la gracia a aquello por ninguma parte.
—Eres idiota chabal.
—Y tú estúpida.—Mantuvo.
—Oc.
—Oc.—Contestó imitandome dando por finalizada aquella conversación sin sentido.

Llegamos a la enfermería enseguida y me bajo por fin al suelo. Me senté cojeando como pude en una de las sillas de la pequeña sala de espera. Aquello solo hizo que me doliera aún más el tobillo pero lo prefería antes que tener que volver a recibir ayuda del chulo y antipático Harry Styles.

Una enfermera nos guió hasta una sala de consulta. Era una mujer de mediana edad, morena y no muy alta. Llevaba el pelo recogido en un moño y unas pequeñas gafas que le daban un toque bastante serio.

—¿Qué ha ocurrido?—Preguntó sentandose en la silla de su pequeño despacho y abriendo lo que parecía ser una ficha en su ordenador sin apartar la vista de nosotros.

—La muy patosa se ha caído jugando al baloncesto.—Se apresuró a contestar Mr.Perfecto.

—Me has tirado, que es muy diferente.—Bufé rodando los ojos. La mujer nos miraba a ambos impasible.

—¿Se ha hecho daño en el tobillo?—Continuó, dirigiendo ahora toda su atención hacia mí.

—Sí.—Me ha hecho la zancadilla, como no me iba a fracturar el tobillo...

—Bien, por favor dígame su nombre.—Me pidió tecleando cosas en su ordenador.

—_____ Rose Dylan...—Murmuré mirando a Harry de mala gana. Definitivamente, era la persona más borde y antipática que había conocido en toda mi vida.

—Muy bien señorita Rose, siéntese en la camilla. Vamos a examinarle ese tobillo...

Me levanté y ella misma se encargó de ayudarme a llegar hasta la camilla. Una vez me senté comenzó a examinarlo cuidadosamente.

—¡Ay! ¡Joder!—Grité de dolor cuando me apretó justo en la zona lesionada.

—¡Esa boca señorita Rose!—Me reprendió enfadada.—¿Le duele?

—¡Mucho!—Lloriqueé modiéndome el labio inferior tratando contener otro grito de dolor y deseando que dejara mi tobillo en paz de una vez por todas.

—Está claro que se lo ha torcido. Se lo voy a vendar, y me temo que no va a poder volver a hacer deporte hasta dentro de dos semanas. Hasta entonces llevará muletas.

—¿Muletas?—Susurré aterrada. Las muletas son un infierno. No por favor.

—Sí. Aquí las tiene. Creo que son de su medida.—Dijo entregándome un par de muletas después de haberme vendado el tobillo entero.

***

Al salir de la enfermería, Harry, que había permanecido ajeno a todo hasta entonces, le dio las gracias a la mujer y me abrió la puerta ya que debido a las muletas yo no podía hacerlo por mi misma <<Oh, que caballeroso por Dios>>.

A penas acababamos de salir de allí cuándo le oí estallar a carcajadas detrás de mí.

—¿Se puede saber qué es lo que te hace tanta gracia ahora?

—Tú. Tenías que haber vistotu cara cuando te dijo que tenías que llevar muletas _____ Rose.—Rió divertido.

—Pues yo no le encuentro la gracia. Ha sido todo por tu culpa. Aquí el único que tendría que llevar muletas eres tú.—Dije cortante.