Capítulo VII

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Itachi Uchiha se incorporó lentamente en el futón en el que dormía llevandose de inmediato una mano a la frente como si su cabeza fuera a caer en cualquier momento. No sentía dolor, pero si tenia un zumbido constante que lo mareaba al punto de nublarle la vista. Era habitual que aquello le ocurriera bajo dos circunstancias en particular. Luego de una transfusión o tras asistir a Sasuke o a cualquiera de los otros dos humanos. Como el hombre sentado prácticamente en posición de loto a su izquierda y con un pesado -y antiguo- libro abierto sobre sus piernas. Igual que el mismo, Kakashi había sido alguna vez un cazador. El libro entre sus manos había pertenecido a su maestro. Al hombre que asimismo lo había criado prácticamente como un hijo tras la muerte -el asesinato- de su propio padre. Itachi se preguntaba como podía permanecer junto a él cuando el asesino de su única familia había sido nada menos que un Uchiha. Su padre Fugaku. Dejó escapar un agudo siseo cuando el zumbido efectivamente se transformó en un dolor intolerable que lo obligó a cerrar los ojos. Kakashi intentó acercarse sin embargo el Uchiha lo apartó quizá con mayor violencia de la que hubiera querido en un principio, percatandose de ello al instante. Y disculpándose con el mayor mientras intentaba recomponerse.

-Esta bien. No es necesario. Cálmate ahora; recuerda que tienes una hija... 

El menor giro su mirada oscura al sitio donde justamente descansaba la pequeña y le preguntó al peliplata como se encontraba. Kakashi sonrió sin poder evitarlo, señalando que al parecer había heredado el sueño pesado de su padre puesto que no había despertado desde que la alimentara por última vez.

-Tienes razón... -dijo el de cabello ebano -Afortunadamente su sueño ha sido sumamente tranquilo este último tiempo...

-A diferencia del tuyo, me temo... 

Dijo Jiraiya ingresando en la habitación llevando una bandeja con dos tazas de un té casi transparente y un par de rebanadas de pan. Sabía que el apetito de los dos cazadores era, por llamarlo de alguna manera, escaso y que además Itachi probablemente no toleraría un desayuno mucho mas pesado aun. El Uchiha tomó la taza en sus manos observando el líquido cristalino y alzando luego sus ojos a los negros del hombre de cabellos blancos le pidió que le recordara a Tsunade que no era un niño de 12 años como para que tuviera esa clase de atenciones con el. Sabía que la mujer rubia había atendido a muchos humanos aun a pesar de su naturaleza y que por ello nadie en las aldeas aledañas al refugio se atrevía a atacarla. Al contrario, buscaban su ayuda ante la menor dificultad para la que no pudieran encontrar solución por si mismos o en sus aldeas. O le ofrecían ayuda si es que la necesitaba. Bebió un par de sorbos de la infusión en sus manos y alzando nuevamente la mirada hacia el peliblanco sonrió, afirmando que al parecer de alguna manera Tsunade le había leído la mente ya que le apetecia una taza de manzanilla esa mañana.

-¿Demasiado tenso, quizá?

Suspiro y colocándose frente a Itachi en la misma posición que Kakashi arqueó una ceja para luego preguntarle si había algo en particular de lo que quisiera hablar con el. El Uchiha abrio enormemente los ojos, los cuales se pusieron rojos casi automáticamente antes de tomar un hondo respiro y responder que, en efecto, necesitaba pedirle un favor mas que hablar con el. Debía marcharse con Shisui por un par de dias y no estaba seguro de si verdaderamente sería conveniente llevar consigo a su hija y alejarla de su padre a pesar de la amenaza inminente de Akatsuki. De hecho, le aterraba que Deidara, o incluso su compañero Sasori pudieran ir nuevamente tras Sasuke.

-Ambos sabemos que así será, Itachi... -dijo Kakashi casi en un tono resignado, a lo que el de cabello ebano asintio con el mismo gesto en su rostro -Por lo pronto tu haz lo que debas hacer con Shisui. Nosotros nos encargaremos de Sasuke y tu hija...

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Shisui se encontraba de guardia fuera de la guarida en compañía de Sai cuando el hombre en ese instante de ojos ambarinos a pesar de no haber asumido su forma licántropa alzó la vista al frente entre la espesa niebla de esa noche y dejó escapar una especie de siseo que alertó a su acompañante. Aunque este se alarmó cuando además de ello le vio tomar su espada mas que el arco que solía usar y rozar apenas la punta de la misma en su muñeca izquierda formando una especie de semicírculo con su propia sangre alrededor de donde se encontraban.

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⏰ Última actualización: Aug 05, 2020 ⏰

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