Había deseado toda su vida hallarse ahí, poder escapar, estar rodeado de personas, lograr charlar y reírse junto a ellos, se lo había imaginado millones de veces como sería, por desgracia ahora que su sueño se concretaba ya no se sentía tan cómodo.
Los ojos de sus compañeros lo escrutaban, lo seguían (o eso creía al menos).
El solo podía bajar la vista, su incomodidad y nerviosismo lo ponían en jaque, trató de no mirar, de evadir sus pensamientos, de alejar sus propios fantasmas, pero fue en vano. Por qué nadie lo entendía? Por qué lo ignoraban? Acaso era un paria? No era digno? Se sentía irreal.
La timidez lo cercó, como salvoconducto decidió posar sus ojos sobre la extensa hilera de libros de la biblioteca.
Los libros eran su lugar en el mundo, se sentía pertenecer.
Poco a poco se fue sintiendo mejor, uno a uno a distancia los fue inspeccionando hasta que su mirada se estacionó sobre un ejemplar en especial,” EL CUERVO” ese magnífico cuento de Edgar Allan Poe.
De repente un sismo dentro suyo lo sacudió , fue como un aguijonazo en su mente.
(¿Un deja vu?), (¿ Un recuerdo?).
Una voz lejana y conocida llegó hacia él.
NO PODRAS OLVIDARTE DE MI- dijo la voz.
- SI PODRE.- contestó aunque dubitativo.
- ME NECESITAS, SOY TU AMIGO- ENEMIGO.
-YA NO. Respondió pero está vez firme .
- SOY TU PEQUEÑO NEMESIS, SIN MI TE AHOGARAS EN TU INTRASCENDENCIA, DEJARAS DE SER TÚ, SERAS NADIE. – exclamó la voz.
- ME IRE Y JAMÁS HE DE VOLVER, TE ABANDONO PARA SOBREVIVIR Y DEJAR ESTE HASTÍO ATRÁS . Respondió.
El ruido de un libro cayendo al suelo lo saco de su flashback, volvió al ruedo como quien dice, pero al ver a la gente ensimismada, ajena a él, su malestar volvió, se transformó en enojo y furia, nubes negras de ira y locura lo buscaban, lo llamaban, debía huir de ese horrible lugar, tenía que regresar con su amigo- enemigo, al fin y al cabo él tenía razón.
En ese instante lo comprendió, ya no le importaban sus silenciosos compañeros, él era feliz entre letras , en el otro lado y hacia ahí partió.
Ya de regreso su amigo emplumado y negro lo observaba, y con malicia le sonrió.
- SABÍA QUE VOLVERIAS.- le dijo.
Mientras tanto en la pequeña biblioteca, nadie jamás había notado su presencia.
Ellos estaban del otro lado.FIN.
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