VOLVIENDO A NACER

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No recuerdo mucho mis orígenes, ni quienes fueron mis padres. Solo en mi mente viaja un vago recuerdo de dos enormes brazo humanos cargándome y dejándome afuera de una casa. Recuerdo maullar hasta el cansancio para poder entrar de nuevo pero al parecer mis maullidos no eran tan fuertes. Me acurruqué enrollándome a mi misma formando una bolita para guardar calor. Aquella noche era fría y así la pase hasta el día siguiente, esperando que alguien abriera aquella puerta para poder entrar a aquel lugar.

Yo era solo una felina, una pequeña me divertía jugando dentro de aquella casa, marcaba los muebles con mis garritas y mojaba el sillón favorito del amo, para mí era una forma de mostrarle que lo amaba era un pequeño recuerdo de mi cariño no creo que eso fuera lo malo. Amaneció y no se abrió la puerta solo se vio al carro de la familia salir así que ese día la pase en la calle sin alejarme mucho, buscaba que comer en el jardín mientras regresaban, tal vez no se habían acordado de dejarme comida, eso pensaba mientras nuevamente me acercaba a la puerta y dormía por ratos. Así, paso todo el día, mis pobre estomago gruñía del hambre, tal vez le ganaba a mis maullidos. De un momento a otro, recordé que había un agujero en la puerta de atrás y corrí como si me hubiera vuelto la energía para poder entrar por el sin esperarme tal sorpresa.

-- ¡Miau!... ¡Miau! --

Maullé por la casa buscando a alguno de mis amos, ya no estaban los muebles que solía arañar, ni la alfombra cerca a la ventana donde solía pasar las tardes tomando el sol, todo estaba triste y desolado. Más, sin embargo, conservando aun una pequeña esperanza, subí las escaleras aunque con dificultad por ser tan pequeña, y busque en aquella planta superior a mis amos pero en esa casa ya no había nada, ni muebles ni amos, nada. Pase la noche en un rincón de aquel desollado lugar, al menos no pasaría el frío de la noche anterior.

Al día siguiente, al ver que no había comida en aquella casa para mi, Salí de allí y con una última mirada a lo que había sido en algún momento mi hogar tome marcha sin rumbo alguno buscando lo que pudiera ser un delicioso aperitivo y así acallar a las tripas que rugían a fuerza. Así, pasaron los días vagando en las inclementes calles, a merced del frío, la lluvia y el hambre.

Pasaron meses, ya me había acostumbrado a la hostilidad de la calle, me había enfrentado a perros y gatos por lograr mi sustento, y había encontrado un pequeño rincón donde podía pasar la noche sin tener que mojarme, dormía mucho en el día y en la noche salía a aventurarme y conocer lugares nuevos, me entraba a las contrucciones a explorar, en el parque iba a ver las estrellas y a beber agua, me miraba en el estanque y a veces recordaba el pasado e imaginaba que aun vivía en aquel lugar junto a los amos y me hacía preguntas de por qué se habían ido sin mí, porque de su abandono, ¿Seria por el color negro de mi pelo?, pero no hallaba respuesta alguna.

Una noche entre mis paseos y exploraciones llegue a un lugar extraño, me había alejado de las calles descuidadas de la ciudad y había llegado a un lugar más limpio, sin basura, sus calles parecían tan llanas que parecía estar flotando, me relaje en la entrada de un gran portón, mirando aquel jardín desde las rejas que limitaban mi entrada, la luna, estaba bien redonda e iluminaba con gran esplendor aquel majestuoso jardín y las luciérnagas volaban en aquel jardín como si danzaran en hermosos patrones rítmicos. Mis ojos brillaban y por curiosidad me adentre sin cuidado en aquel entorno, miraba a rodos lados, las rosas de miles de colores parecían brillar con las ráfagas de aquella luz me llegue sentir en un sueño del cual no quería despertar. De repente, mis ojos, vislumbraron una silueta, me esconde tras algunas flores y me fui acercando, como siempre mi curiosidad era mi guía y estando a pocos centímetros oculta entre rosas negras.

La mire, sentí temor pues a mi parecer era una niña humana, de inmediato se vino a mi mente aquellos recuerdos de malos tratos y de abandono de los humanos, mas seguí ahí detallando con toda la curiosidad que me causo la presencia de aquella. Parecía estar sola y conservaba las rosas negras con gran nostalgia, su rostro pálido como la luna llena se iluminaba con el brillo de sus hermosos ojos violetas, su silueta delgada y fina y sus cabellos azabaches brillaban cual estrellas, las luciérnagas se acercaban sin problema a la pequeña de vestiduras negras. Me causo aun más curiosidad que a pesar de toda aquella niña le reflejaba serenidad, no pude contenerme y decidí salir de mi escondite, quería saber lo que pudiera pasar si aquella mujer me viera.

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⏰ Última actualización: Mar 01, 2020 ⏰

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EL PRIMER NEKO-VAMPIRO  (A través de los ojos de Pantera)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora