II; Yo escucharé tu adiós

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°°° 23 de Mayo del 2018 °°°

𝑴𝒊𝒏𝒂

— Ho~Hola — tartamudeo al salir de el estado de sorpresa en el cual me sumergí.

Era hermosa, eso ya lo sabía ante el simple hecho de dedicarme notas a diario.

Pero físicamente era apuesta, un poco alta y hasta sentía que estaba enfrente de una idol.

Ella empezó a rascar su nuca con nerviosismo.

— Yo... — dijo acercándose un poco con timidez.

— Tú... — la apoye imitando su acción.

Caminábamos una acercándose a la otra, como imanes. Aún no entendía el porque ella nunca había tratado de acercar a mí. Pero era claro que una ya estaba a escasos centímetros de la otra, podía sentir casi su respirar.

— Ya no quiero seguir conociéndote por cartas — admitió pronunciando todo con lentitud, tal vez para que yo lo entendiera.

Y aunque sus palabras me deprimían, su acción me conmovía, ya que nadie desde que llegué trato de hablar lento o hacer algún esfuerzo para que le entendiera.

— Ohh... — baje la vista a mis pies, estaba segura de que hace nada tenía una gran sonrisa, y esta seguía, aunque ahora estaba llena de falsedad. La nueva disfrazada como sonrisa permanecía ahí solamente para no preocuparle, aunque mis adentros empezaron a gritar que en verdad todo este tiempo las cartas solo fueron una simple broma.

Una broma a la cual me aferre con fuerza.

Asentí aún con la vista caída, mis ojos estaban cristalizados.

— ¿Mina? — preguntó con preocupación.

— ¿Sí? — dije con dificultad al tener un nudo en mi garganta.

No sabía el porqué me sentía así, estaba confundida. No sabía si creer en mis voces grisáceas que decían que todo era falso o si prestar atención a las que gritaban que había esperanza de colores lúcidos.

Pero todo seso, de nuevo.

Aquellas voces brillantes empezaron a cobrar más fuerzas gracias a ella.

Con un solo gesto.

Con una sola acción, como siempre, ella me salvó.

Ya que levantó mi rostro posicionando sus dedos de forma suave y delicada en mi mentón, levantándolo hasta donde fuese posible conectar nuestras miradas.

— No lo malentiendas, por favor — suplicó con una ligera sonrisa, mientras limpiaba una lagrima traviesa que cayó por mi mejilla.

Asentí lentamente.

— Solamente, quiero que sepas el porqué hice todas las notas — dijo con la misma lentitud para que le comprendiera por completo — la verdad es que... Me gustas, Mina.

Y empecé a llorar aun más, pero con una sonrisa verdadera adornando mi cara.

Ella estaba sonrojada y con notoria preocupación ante mis lagrimas, las cuales limpiaba lentamente.

Sin evitarlo la abrace y empecé a llorar aún más de la felicidad.

— Gracias — solloce.

— ¿Por qué agradeces, Mina? — pregunta sin entender mi actuar.

— Por ser la única a la que le importó en verdad...

°°° 22 de septiembre del 2018 °°°

— Adivina quién soy — dijo la voz que más amaba escuchar cerca de mí oído, sonreí lo más que pude.

— Chaeyoung, me pudiste haber asustado — solté unas cuantas risas mientras quitaba sus manos de mis ojos.

— ¿Chaeyoung?, ¿quién es ella? — dijo con diversión mientras trataba de fingir el tono de su voz haciéndola más chillona.

— Pues ella es mi novia, boba — aun no podía dejar de reír ante la reacción que hizo de fingida indignación.

— ¿Me engañas, Myoui Mina? — mantuvo su mano en su pecho y la mueca en su rostro al decir eso. Y no pude evitar soltar unas pocas de carcajadas.

— Sip, te engaño con una chica muy apuesta — le seguí la jugarreta — También es un poco alto, pero igual sigue siendo una enana y es muy buena cantando o rapeando — fingí estar viendo mis uñas como si fueran lo más importante del mundo - y a parte, se llama Son Chaeyoung, ¿la conoces?

— Tal vez, bobita — dijo riendo, se acercó a mí y plantó un beso en mis mejillas.

Me sonroje de inmediato, así que tape mi rostro con mis manos.

— ¡Son Chaeyoung! — grite avergonzada mientras me asomaba por los espacios estaré mis dedos para ver si alguien había visto eso.

— ¡Myoui Mina! — habló divertida mientras me observaba.

— Eres una cursi... — hice un puchero.

— Así me tienes, baby~ — canturreó lo último.

Y aunque quería seguir fingiendo un enojo por mi parte, al final no lo pude  evitar...

Como siempre, la abrace y bese sus mejillas.

Porque al final, sí me volví dependiente de ella.

Porque sus bromas eran las que me hacían feliz.

Porque sus gestos eran los que me enternecían el día.

Porque sus caricias eran las que me hacían sonrojar como nadie.

Y porque su voz pronunciando mi nombre y simples "te quiero" me enamoraban cada vez más.

Y esa fue mi perdición.

Put It Straight [Mina] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora