Acomodar papeles y posar.
La frustración era enorme, tenía que encontrar un modelo a la voz de “¡Ya!”, pues su trabajo dependía de ello, casi podía recordar a su odioso jefe llamándolo únicamente para decirle —¿Qué pasó mi pequeño Na? ¿El artista se acabó?—Y soltar una de esas asquerosas carcajadas que Jaemin solía relacionar con un cerdo.
El hecho de que Donghyuck fue de los mejores a una corta edad, no le daba derecho a ser un idiota ahora, pero lo hacía y lastimosamente Jaemin no podía ni siquiera defenderse, lo intentó una vez y el estúpido de Donghyuck lo había golpeado brutalmente, se encontraba eternamente entre la espada y la pared.
El idiota de Donghyuck podía ser visto como un jefe ideal y quién todos quisieran tener, también era un gran editor y demás pero era una persona asquerosa, incluso con quién llamaba su soulmate, un canadiense ingenuo y por quién Jaemin sentía pena e impotencia.
En medio de la desesperación, el hambre era otra de las cosas que empezaba a afectarlo físicamente, así qué salió con esas comodas ropas que ahora fácilmente duplicaban su tamaño.
En busca de un ansiado antojo de pan, Jaemin se paseaba por los pasillos de la pequeña tienda, con pasos largos y pesados, su estómago rugía, pero algo lo cautivó, podría jurar que cómo magia, perdió el apetito y cualquier malestar físico que tuviera de manera momentánea.
Un joven alto, de figura marcada y ligeramente robusta además de un rostro perfectamente tentador, con ojos felinos contrastados por los bonitos lentes y un pequeño lunar cerca de ellos, quién parecía calcular los precios de los bonitos pastelillos.
«Guapo~»
Jaemin apostaba todo a qué aquél jóven había acabado en tan sólo un segundo con su crisis creativa, el desconocido era la descripción de todo lo que Jaemin había soñado nunca.
Y por supuesto que aquel desconocido era ese rayo de luz, no perdería la oportunidad de trabajar con un sujeto tan bello. Ponía sus esperanzas en que esto era una gran solución a los constantes problemas que estaban ocurriendo últimamente, por lo que abandonó su fantasía y recurrió a su mente conciente, tenía que conseguir su número para poner manos a la obra.
Casi como una telenovela, el jóven parecía voltear a verlo en cámara lenta.
—¿Qué?—.
Dudaba de esta situación, es decir, nunca le había dirigido la palabra y únicamente había pensado en lo guapo que era, no lo notó, pero torpemente le había comentado su pensamiento.
Y dios, ¿Cómo alguien podía tener la voz tan grave?
Le había encantado aquella voz que parecía seductora, había tocado su corazón, pero no podía dejar las cosas así.
—¿Ah?, ¿Yo?—Mencionó más torpe que nunca mientras se señalaba a sí mismo.
—No veo a nadie más..., Sin embargo, deberías de estar estudiando en lugar de acosar adultos, ¿Cuántos años tienes, niño?, ¿17?—Dijo aquel sujeto.
Parecía un candidato perfecto, alguien atractivo en casi todo sentido hasta que como un cliché, tan sólo tuvo que hablar para perder cualquier posible encanto.
—Lo que tienes de guapo, lo tienes de tonto—Masculló Jaemin—¿Niño?, ¿No me conoces?, además soy un adulto, ¡Tengo 25!—Dijo ahora con esa magnífica mirada que detonaba presencia y que le caracterizaba.
—Sí, es obvio que eres un adulto... lo siento chiquitín, pero no tengo tiempo de pelar con niños, mi tiempo es valioso, así que por favor da un paso al costado ¿Está bien?—Dijo riéndose en su cara con descaro, pasó de lado, él era arrogante, pero el sarcasmo en su voz era más atractivo de lo que quería admitir, igual que la sonrisa.
«¡¿Quién demonios se creía este?!»
—Pues sabrá usted, señor tiempo.
El desconocido sintió un escalofrío, estaba perdiendo “su valioso tiempo” que ocuparía mirando tv con sus gatos por aquel sujeto que parecía un desastre.
Todo era tentador y torpe.
—¿Qué pasó ahora niño?—Dijo volteando con un movimiento ligero y encantador, como si de verdad hablara con un menor.
Jaemin tenía los nervios a flor de piel, y estaba decidido a conseguir de una u otra manera que fuera su modelo, incluso si quisiera cortarse al escuchar sus estúpidas palabras, sin duda era como una patada en el culo.
—No me digas así—Jaemin, reflejaba repulsión y diversión en su rostro hacia el extraño, sin embargo, este reaccionaba como si fuera un hábito verlo hacer gestos de disgusto total.—Te quiero como modelo.—Fue directo, sacudió la cabeza ligeramente como si lograra eliminar la frustración con eso.
—¡En tus sueños!—Soltó una fuerte carcajada que incluso le había sacado pequeñas lágrimas, parecía imposible que aquél sujeto que tenía una pinta total de un chico de 17 años le pudiera hacer modelo, era un loco, eso era lo más acertado a la realidad.
—Es en serio, pero en fin ¿Cuál es tu nombre?—Dijo con un semblante totalmente indescriptible pero que imponía cierta autoridad.
—Lee, Lee Jeno.
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Artist // Nomin (nct)
FanfictionEl fotógrafo Na Jaemin se encuentra en un bloqueo creativo que desaparece inmediatamente mira a Lee Jeno, sin embargo, no espera lo difícil que todo se va a tornar.