Cap. 2.- Una escapada

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Park Jimin

Era un día como otro, arreglarme angelicalmente como tenía que ser, a veces nos pedían que nos pusiéramos un poco de maquillaje, me encantaba el maquillaje, lo descubrí de pequeño, cuánto me encantaba, solo que me daba pena mostrarlo, era hombre y no puedo maquillarme tan bien como a mi me gustaría.

Era mi día libre, quería romper una de las reglas, bajar a la tierra, a escondidas ya que no podía desaparecer mis alas así como así, y los humanos no podían verme así, no al menos por el momento.

Bajaría, obviamente también a escondidas de mis padres, de los guardias que por el momento me protegían, ¿De que? No lo sé, pero de algo.

Baje a la tierra, me oculte en un bosque, observaba por los huecos que había entre los árboles.

Algo llamo totalmente mi atención, eran... Melodías, pero no como las del cielo, estás eran pegadizas, no eran para nada el ritmo de las canciones que cantaba o tocaba allá arriba, muchos hacían movimientos extraños, pero... Eran magníficos, me gustaba como se movían, ¿que era eso?

- ¡¡Ven Carlos!! ¡¡Vamos a bailar!! - Una chica de ahí grito, al parecer a su... ¿Novio?

Bueno no importa eso, lo que me importaban eran esos movimientos, era baile!! Si! Lo que había dicho la chica era el nombre de esos movimientos, era baile, bailar, me encantaría aprender a bailar algo así, o si se pueden cosas diferentes.

Comencé a imitar sus movimientos, lento, era como danza contemporánea lo que estaba haciendo, yo no lo sabía pero intentaba hacer lo mejor que podía, seguía el ritmo que tenía la música, mis alas se movían conforme yo lo hacía, me encanta hacer esto, será mi cosa favorita ahora.

Choque con algo por detrás, tenía cuernos los sentía en mis alas, me di la vuelta y era un venado, con muy grandes cuernos, nunca había visto uno igual, había visto de diferentes tonos de café pero... Nunca uno negro... Era hermoso, el negro no es bueno según Dios, pero este era un hermoso animal, se veía tan bonito de aquel color.

Me acerque a él, se quedó ahí y levanto la cara, me acerque un poco más y lo acaricie, entre sus cuernos, por su nariz y a los lados de su hocico, es suave, me encanta.

- Eres muy hermoso - sonreí y lo seguí acariciando.

Me encantaba su mirada, era como la de un humano, era una mirada profunda, podías ver sus sentimientos, si es que se puede decir así, era egocéntrico, orgulloso, tal vez no era bueno serlo, pero me encantaba su mirada.

- Nunca había visto a alguien como tú pequeño, nunca había visto un venado negro, tan hermoso y suave - seguía sonriendo, cuando le dije pequeño, se enojo un poco - ey ey, tranquilo, tranquilo - seguí acariciándolo, sonreía mientras lo hacía.

Escuché como me hablaron los vigilantes

- Rayos me encontraron, tengo que irme pequeño - sonreí, di un beso por su cabeza - nos veremos después pequeño - sonreí y me aleje de el animal lentamente, me fui saltando como niño pequeño.

Le sonreí al guardia de forma un poco tierna para que no me regañara.

- Que se un secreto que estuve aquí, ¿si? Solo estuve aquí, no fui a otro lado

Subí al cielo, en dónde debería estar, fui a casa, diciendo que estaba en alguna parte del cielo. Tal vez un bosque del cielo, no lo se, alguna excusa estará bien.

- ¡¡Jimin!! - Gritó Tae en cuanto me vio y estiro sus brazos para abrazarme, hace mucho tiempo no nos veíamos.

- ¡¡Tae Tae!! - Grite de vuelta al verlo haciendo lo mismo con mis brazos. Nos abrazamos.

Angeles y demonios YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora