puesto de comida

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- Chicos, estoy un poco cansada, iré a dormir un rato, por favor no hagan travesuras- Decía Hyeyeon restregándose los ojos.

- Ok, mamá - Dijeron Doyoung y Taeyong al unisono

Estos ya estaban un poco más grandes, ya eran señoritos que se avergonzaban por los mimos que les daba su madre cada vez que los dejaba en la escuela.
Taeyong en ese momento tenía 10 años y Doyoung 8.

A pesar de avergonzarse por todo, los chicos podrían a llegar a hacer lo que sea por la cocina, aunque después de eso les daría pena recordarlo. Incluso podrían llegar a un puesto de comida y cocinar mientras está cerrado para que nadie se diera cuenta. Sí, ya lo han hecho.

Taeyong estaba sentado viendo la televisión y Doyoung estaba en el patio jugando con su cachorrito Alain -sí, como el chef tan adorado por los hermanos, Alain Ducasse- un samoyedo que acompañaba al niño a todos lados y se había convertido en su compañía favorita.

El menor se sentía muy aburrido, estaba pensando qué hacer. Pensaba en una receta o hacer una combinación de ingredientes extraordinaria, pero no se le ocurría qué ingredientes combinar, en ese momento no tenía creatividad para esto.

Doyoung salió de su casa para andar en bicicleta y entretenerse un rato. Mientras paseaba de repente recordó el exquisito aroma proviniente de la comida japonesa que degustó pocos días antes con su familia y si esto fuese un caricatura, al pequeño le habría aparecido un bombillo encendido sobre su cabeza. Sí, Lee Doyoung tiene una magnífica idea.

- ¡TaeTae!- Gritaba Dongs emocionado- ¿Quieres acompañarme a hacer algo?

- No quiero hacer nada en este momento, tengo pereza - Respondió su mayor restregando sus ojos.

- Vamos, tiene que ver con la cocina -

- Dime - Dijo Taeyong repentinamente emocionado.

- ¿Qué tal si hacemos un puesto de comida, eh? - Dijo el menor dando pequeños saltitos - Buena idea, ¿no? -

- Pero tenemos que solicitar un permiso especial para eso -

- Eso lo hacemos después -

- Ok, pero, ¿Qué tipo de comida haremos?- preguntó Taeyong curioso y sin poder ocultar una sonrisa traviesa

- Mmm, no sé - decía Doyoung pensativo - Que tal, comida de todos los países, tal vez, así la gente se interese más en comprar-

- Tienes razón, hagámoslo- decía Taeyong emocionado.

Desde ese momento, los hermanos se dedicaron a armar su puesto de comida, en las afueras de su casa, pusieron una mesita, una sombrilla, se cambiaron con ropa de chef y empezaron a cocinar.
Cuando terminaron de cocinar, llevaron toda la comida a la mesita y... ¡Manos a la obra!

Doyoung se encargó de promocionar la venta con un cartel: una cartulina, sus letritas pequeñas y sus faltas ortográficas por un lado, mientras el otro lado sus stickers de perritos y corazones eran los que se ocupaban de llenar el blanco del cartel.

La gente empezó a llegar.
Llegaban bastantes clientes

- ¿Que desea pedir señora? - Doyoung atendía mientras Taeyong servía en los envases

- Ay mi niño, que lindo eres, quisiera un Jajangmyeon - decía la señora amablemente

- Ya se lo servimos - decía Dongs apuntando en una libreta, mientras Taeyong, apurado, servía la comida en los empaques para llevar.

A tanto ruido, Hyeyeon se despertó.

- ¡Chicos! ¡¿Qué es todo esto?! - hablaba alterada y sorprendida por lo que estaba sucediendo

- Ah, hola mamá, deberías estar orgullosa de nosotros, tenemos nuestro propio negocio - dijo el pequeño Doyoung con la emoción que desbordaba de su cuerpo

Al no saber que hacer, Hyeyeon ayudó a los pequeños a atender a los clientes
Ya a eso de las 10:00 pm cerraron el puesto, ya que estaban muy cansados y ya era muy tarde, ahora venía el regaño del día

- ¡Chicos, cómo se les ocurre hacer sin mi permiso! - decía la mamá algo molesta - Saben que me pueden multar por una gran cantidad de dinero ya que no tengo el permiso que debo solicitar para tener un puesto-

- Lo siento mamá- decían los hermanos con la cabeza baja, detectando el regaño por parte de su mamá-

- Ok, seguiremos con este puesto, pero mañana no abriremos, iremos a solicitar el permiso y cuando ya lo tengamos, seguimos trabajando, ¿De acuerdo? -

- ¡De acuerdo! - decían los pequeños hermanos ya felices.

Después de esa conversación, los chicos cenaron y se pusieron sus pijamas con estampado de huevos fritos, preparados para ir a dormir. Fue un largo día, un día muy pesado para ser resultado de una simple travesura.

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⏰ Última actualización: Mar 02, 2020 ⏰

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