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─ Vamos Lisa, solo un pequeño rato y luego te largas.

─ Dije que no, Yoongi. ─Mi voz sonó seria. Pues jugar a la botella no era sano. Solo intercambias saliva con alguien o te desnudas en frente de todos. Era ridículo y asqueroso.

─ Lisa, si estás en esta fiesta es para que te diviertas, no para quedarte como una...

─ Yoongi. ─Intervino mi mejor amiga. La reciente llegada venía desde la cocina, traía la bebida que me había ofrecido. Una soda.─ Será mejor que no sigas con tus jueguitos, lalisa es una niña.

Yoongi frunció el ceño.

─ ¿Y porque está aquí en primer lugar?

Rosé se quedó callada. Me miró por un instante, yo deceaba que se le ocurriera algo rápido. En primera, yo tampoco sabía que hacia allí. Solo recuerdo haber la aceptado la invitación de Rosé, dijo que debía divertirme ya que es estas semanas hemos tenido demasiados trabajos y exámenes. Una mierda.

─ Yo la traje conmigo. ¿Algún problema? ─Enfrentó.

─ Rosé, ya vámonos por favor. ─ Supliqué, y dejé el vaso en la mesa. 

Yoongi era una persona demaciado difícil, le gusta jugar sucio y no tiene un buen corazón, a comparación a Rosé, es más ruda y fría, pero ella si tiene corazón. Yoongi y ella no se llevan, pero ambos se toleran en cualquier lugar en el que estén. Aveces.

Yoongi la fulmina con la mirada. El solo vuelve a su lugar, mientras los demás miraban la escena callados.

─ Tenemos que irnos, gracias, Sana, por la fiesta. ─ Aparece una pequeña sonrisa en su rostro y deja el vaso en la mesa a lo que rápidamente me toma de la muñeca y salimos de ahí.

Sana solo se dedica a marcar su territorio serio mientras nos ve salir.

Solamente eramos unos niños. 17 años. Una fiesta inocente a la que a todos les gusta aparecer fumando o bebiendo. La botella, uno de los juegos favoritos de Mina y sus amigos. Nadie sabe de la vida.

Entramos a la camioneta. Una de color roja con raspones en la cajuela. La pintura desgastada y los cristales sucios. Rosé se a dedicado en trabajar duro para poder comprar un auto nuevo. Es mesera en un bar no tan lejos de donde vive. La apoyo en todo, al igual que ella a mi.

─ Ahg ¡lo odio, lo odio! ─ Dijó golpeando el volante.

─ Rosie... ─Digo apenada. Siento que todo es mi culpa. No debí de rechazar la oferta de Yoongi. Así Rosé no pasaría por este tipo de situaciones.

Rosie es una persona a la que es difícil de controlar su enojo. Hasta ella no lo sabe controlar. Digamos que pierde su paciencia rápido.

─ Joder, perdón, Lisa. Nunca debí decirte que vinieras. ─Limpió una lagrima que caía de su mejilla.

─ No, no te preocupes. Eres muy valiente, Rosé. ─ Intento animarla. Sacarla de esto que ella tanto odia. Una sonrisa aparece en mi rostro. Intento una vez más decirle que todo está bien. Pero ella no quiere verlo.

─ Te llevaré a tu casa. ─Dijo, e intentó encender el auto. ─ ¡Vamos, maldita sea!

Una vez más, los motores no reaccionaban.

─ Chatarra de mierda. ─Suspiró, y rompió en llanto.

Maldita seas, Yoongi.

Mi deber fue abrazarla. Verla en estos momentos es duro. Rosé es parte de mi vida. Es mi hermana y cómplice de mis caprichos y mierdas. Ella solo necesita a alguien que la comprenda y que la abraze hasta dormir. Esa soy yo, su medicina.

dulces || lizkook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora