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─ ¿Y qué te hace pensar que lo son? ─

─ Son pastillas, idiota. ¿Porquen me darías pastillas? ¿Acaso crees que estoy enferma? ─El niega.─ Exacto. Ahora, ¿porque me regalaste drogas, Jeon Jungkook? ─

─ No lo son. ─ Responde. Pero no tienen ni una pisca de honestidad en las palabras. Alzo una ceja, demostrándole que no voy a caer en sus palabras.─ Tampoco lo haz comprobado. ─

Chillo incrédula, mirándolo con confusión. ¿Acaso está diciendo que los meta a mi boca y compruebe si son peligrosas?

─ Eres un hijo de puta. ─Bufo, dispuesta largarme, pero solo consigo ser estampada contra el casillero de Jeon. Lo miro sorprendida mientras el acerca su rostro al mío, a centímetros de sentir nuestras respiraciones chocar.

─ Tampoco haz comprobado eso. ─ Susurró viéndome a los ojos. Su mirada era fría y seria. ¿Como puede cambiar a ser un Jeon simpático y amable a uno temible y obscuro? Derrepente me sentí pequeña bajo su cuerpo. El chico era mucho más alto que yo.

Me encogí en mi lugar. Tratando de hacerle ver que me sentía incómoda bajo de el. Jungkook sonríe y ladea su cabeza. Lo miro con el ceño fruncido, junto con mi respiración acelerada, pues este me acababa de poner nerviosa.

─ Te veo en el río Gangdong-gu. A las ocho. No llegues tarde, caramelo.─

Y se fue dejándome con la palabra en boca. Veo cuando se pierde por los pasillos hasta perderlo de vista. Suerte que a esta hora, nadie pasaba por los pasillos. Me a dejado con la respiración aún acelerada. Y con una palabra retumbandome en la cabeza.

Caramelo.

•••

Ya en casa, me dirijo al baño. Desde que termine con la charla con Jeon, comencé a tener mareos y un poco de náuseas. No aguanté ni un segundo cuando llegué a mi hogar y me miré en el espejo del baño. Cualquiera diría que me veo pálida.

Suspiro cansada del mal día que e tenido, y pensar que Jeon es el responsable me pone de mal humor de nuevo.

Hoy Rosé no se presentó en clase. Supongo que luego de alfin creerme de que no tenía ni la mínima idea del porque Jungkook me regaló las drogas. Luego de explicarle la situación con más calma, optó por irse de mi hogar sin despedirse.

─ Lisa, cielo ¿estás bien? ─

Oh no, mi madre.

─ Todo en orden. ─ Contesto intentando sonar lo más calmada y tranquila que puedo.

─ Bien. Cuando termines, baja a cenar. ─

Escuche sus pasos dirigirse hacia la planta baja de la casa, cuando alfin bajó las escaleras, suspiré pesado intentando calmar el mareo. Joder ¿qué comí?

Necesitaba aire, así que salí de una vez del baño, y dirigiendome al comedor, me topé con mi mochila. Mierda. ¿Porque nunca cierro la mochila correctamente. Cualquier per6puede ver mis libros o cualquier cosa que se encuentra en la mochila.

¿Mi madre habrá visto lo que hay dentro?

Derrepente, sentí de nuevo los mareos.

•••

─ Entonces...¿que harás? ─

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⏰ Última actualización: Jul 18, 2020 ⏰

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