Capitulo 3-Día especial.

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Lo que más odiaba en el mundo era cumplir años un día después de comenzar la escuela.

Me levanté, cepillé mis dientes y fui hacia la cocina. En la mesa estaba mi familia esperándome. Mis padres, Joana, Elizabeth y Jazmin. Todos se acercaron hacia mí y me abrazaron tanto que ya ni siquiera podía respirar.

-Feliz cumpleaños amor-mi papá me dio un largo beso en la frente y me entregó una cajita. Luego se despidió y fue hacia la estancia.

-Feliz cumpleaños-dijeron mis hermanas a coro y me abrazaron.

-Gracias-dije-Las amo.

Jazmin me abrazó y se quedó en mis brazos, apoyada en mi hombro.

-Mi cielo, muy feliz cumpleaños-a mi mamá se le habían puesto los ojos llorosos. Era muy sensible, solía llorar cuando cumplíamos años, cuando nos lastimabamos cuando eramos muy chicas, en nuestro primer día de escuela cuando empezabamos primaria y hasta cuando nos veía llorar. Yo sólo reí y la abracé muy fuerte.

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Cuando llegué a la escuela todas mis amigas se acercaron hacia donde estaba para desearme feliz cumpleaños. Entre las cuatro me habían comprado una hermosa pollera rosa, yo les agradecí y fuimos a clase.

Cuando era mi cumpleaños, Sol, luego de la escuela venía a mi casa y pasabamos todo el día juntas.

Mi familia la quería mucho y siempre era bien recibida en mi casa.

Sol tenía una hermana más grande que se llamaba Rebeca pero ella y yo no nos podíamos ni siquiera mirar. Ella me odiaba y yo a ella, ninguna de las dos podemos explicar porqué nos odiamos pero, nunca nos hablamos. Por otro lado, José y Ana, los padres de Sol me querían mucho y les encantaba que vaya a su casa.

-¡Hoy venís a casa!-sonreí.

-Si, feliz cumpleaños.

-Eso ya me lo dijiste unas cuatro veces-reí.

Cada vez que Sol venía a mi casa mirabamos películas, escuchabamos nuestra música favorita o nos gustaba recorrer el campo a caballo. Papá era el encargado de trasladar los ganados de un corral al otro o de cuidar a los caballos.

Las horas pasaron muy rápido, en un abrir y cerrar de ojos Sol y yo ibamos camino a mi casa.

No había nadie, solamente Joana que había salido un poco más temprano de la escuela y estaba haciendo tarea.

-¿Y mamá?-pregunté.

-Fue al centro a hacer las compras. Hola Sol.

Mi amiga se acercó a mi hermana y le dio un beso en la mejilla.

-Vamos-dije y llevé a mi amiga hacia mi cuarto.

Las dos nos vestimos con ropa más cómoda y fuimos directo hacia la estancia de papá. No quedaba tan lejos de mi casa, sólo a unos metros.

Ahí se encontraba mi papá, delgado, cansado, sentado en un banco que tenía hace años. Una enorme sonrisa apareció en su rostro cuando alzó la mirada y me vio. Se acercó a mi dandome un cálido abrazo.

-Hola Solcito-saludó a Sol con un abrazo también.

-Pá, voy a buscar a Juno y a Isis. Vamos Sol-dije.

Juno era mi caballo. Lo tenía desde que era muy chica y me lo había regalado mi papá. Isis era la yegua que le había regalado a mi hermana Elizabeth cuando tenía 10.

Me dirigí hacia el corral donde se encontraban Juno e Isis. Sol y yo colocamos las sillas de montar y comenzamos a recorrer todo el campo. Era hermoso, se sentía bien. Hacía bastante que no montaba a mi caballo y extrañaba hacerlo asique decidí que a partir de ese día iba a montar a mi caballo más seguido. Me relajaba mucho y me divertía también.

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-Nos vemos el lunes en la escuela-despedí a mi mejor amiga con un beso en su mejilla.

Estaba agotada asique me di una ducha rápida y me fui a descansar. Habíamos pasado un excelente día.

Por siempre juntos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora