No tengo mucho que decir sobre mí, honestamente ni siquiera me gusta hablar de mí, tampoco me gusta hablar. Por eso siempre he estado sola y lo prefiero así.No hablo con nadie a menos que necesite algo de esa persona en particular, y de igual modo, la gente solo me busca cuando requiere algo de mi parte, aunque claro, nunca lo hago gratis, porque nada lo es en esta vida.
A mi manera, me gusta mi modo de vida, así no tengo que preocuparme por nadie que no sea yo misma. O al menos hasta hace poco.
Soy estudiante en el Instituto de Shibahama, ha transcurrido la mitad del ciclo escolar. Al igual que en mis años de educación básica, nadie se me acerca, se sienten intimidados por mi estatura, la cual es demasiado alta para la media japonesa y mi expresión perpetua de desagrado termina por repeler a todo mundo, por lo que me siento en mi escritorio alejada del resto de la clase. Sola, como siempre.
— ¡Chicos! –La molesta voz de la profesora perturba mi paz mientras contemplaba por la ventana- Quiero presentarles a su nueva compañera Asakusa Midori.
Contemplé a la chica nueva un poco, era bajita, bueno, en realidad todo el mundo me parece bajito, pero ella aún más que el promedio, tenía ojos grandes, cabello negro y corto. Cuando terminé de analizarla volteé nuevamente mi mirada a la ventana, no tenía nada más que llamara mi atención.
— Hola –Respondió la chica nueva, tartamudeando un poco.
— ¿Por qué no le comentas algo a tus compañeros sobre ti para que te conozcan un poco?
— Preferiría que fuera en otra ocasión, no me gusta hablar mucho sobre mí –Respondió Asakusa cortésmente. Debo admitir, y odio hacerlo, que tenemos eso en común.
— Está bien, tómate tu tiempo –Respondió la profesora.
Nunca había sido creyente en ningún dios o fuerza superiora, pero en ese momento imploré al vacío cósmico que no la sentara cerca de mí, pero las probabilidades jugaban en mi contra, pues casi todos los lugares estaban ocupados, salvo unos hasta el fondo.
— Siéntate junto a Sayaka.
Tan pronto como la maestra pronunció mi apellido las miré a ambas con mi expresión de desagrado, la cual pareció asustar un poco a Asakusa, pero no me importaba en lo más mínimo. Tampoco protesté, solo me resigné a que mi paz llegaba a su fin.
Asakusa se sentó en el banquillo que estaba junto al mío. Las clases transcurrieron con normalidad, ocasionalmente miraba a la chica nueva, tenía un patrón poco habitual. En las asignaturas relacionadas a la ciencia parecía poner mucha atención y entusiasmo, pero en otras la vi distraída haciendo garabatos en su cuaderno. ¿Qué estoy haciendo? ¿Desde cuándo me importa lo que hagan otros?
En fin, llegó la hora del almuerzo, el cual suelo tomar en la azotea, donde nadie me molesta y puedo comer tranquila. Traigo conmigo un ramen y mi bebida y los degusto lentamente, pues me gusta disfrutar mis alimentos.
De repente, algo perturba mi paz, escucho un sollozo acercándose a mi lugar de descanso. Es una chica bajita, pero cubre su rostro con un sombrero verde estilo militar. Se sienta justo frente a mí y levanta la cabeza, se trata de Asakusa, la chica nueva, quien tiene los ojos llorosos. Pasan varios segundos, pero no me dice nada.
— ¿Te puedo ayudar en algo? –Le pregunté algo desesperada.
— No, solamente que no quiero estar abajo, no sabía que había alguien aquí.
— ¿Te han hecho algo?
La chica guardó silencio varios segundos, como dudando en sí contarme.
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Keep our hands together (Eizouken)
General FictionA modo de precuela, quise escribir este fanfic de "Eizouken ni wa Te wo Dasu na!" (manga original de Sumito Ōwara, a quien pertenecen los personajes) en el que abordo y profundizo la relación entre Kanamori y Asakusa previo al inicio del anime cuand...