Capítulo tres "El trabajo en parejas"

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Stanley me miro extrañado, yo seguía recargada en la puerta pensando en Victor. Stanley se sentó en el sofa con su libro de aves, yo me senté a su lado.

—¿Qué pasa por tu mente?—. Cuestionó Stanley sin despegar la mirada del libro.
—Tengo un amigo—. No pareció sorprendido
—Eso es genial, ¿quién es?—.
—Víctor Criss—. Dije apretando los ojos.
—¿Qué mierda?—. Esta vez Stanley si estaba sorprendido, nunca lo había escuchado maldecir.
—Se que no te agrada. Pero es agradable conmigo—.
—Está bien, es tu decisión—. Dijo Stanley bastante maduro cómo es usual en él.
—Voy arriba—. El asintió.

Subí a mi cuarto y me recosté a dormir. Al día siguiente me preparé para la escuela más temprano para evitar el desayuno con Stanley. Caminamos a la escuela cuando se acercaba la hora de entrada. Al llegar nos despedimos y yo me dirigí a mi casillero. Pase junto a la pandilla de Bowers y crucé miradas con ellos. Seguí mi camino y después de sacar mis libros entré al salón y me senté como era común en el puesto de en medio. Tocaba sociales con el profesor Fredericks. Mis compañeros fueron llegando de a poco y cuando el timbre sonó el profesor entro. Y hablo de lo que más odiaba:

—Trabajo en parejas—Sonrió—Harán un ensayo acerca del Desarrollo y evolución de los seres humanos...—Dudo—...Yo elijo las parejas—. Todos suspiraron con desgano.

—Mueller y Bowie—Las chicas sonrieron—Kennedy y Smith...Bowers y Uris...—. Siguió haciendo las parejas pero yo ya no le preste atención.

Al menos no me había tocado con alguien que viviera en West Broadway eran bastante presumidos y eso no me gustaba en lo absoluto. Además Bowers era amigo de Victor, algo bueno debía tener.

Bowers se acercó a mi pupitre sacándome de mis pensamientos. Tenía una sonrisa ladina. Y hablo.

—¿Te parece si hacemos el trabajo en tu casa?—.
—A mi hermano Stanley no pareces agradarle mucho—.
—Oh, cierto. Supongo que podemos hacerlo en mi casa—. Dijo no muy seguro.
—Está bien. Nos vemos después de clases en la entrada—. Henry solo asintió, más serio.

El día fuera de eso transcurrió con normalidad. Como siempre estuve sola a la hora del almuerzo. Camine a la entrada y ahí estaba Bowers y su pandilla, salude a Victor, Hockstetter rodó los ojos, y me dirigí a Bowers.

—¿Nos vamos?—.
—Sí, Belch nos llevara—. Yo solo asentí y caminamos al auto de Huggins.

Huggins y Bowers se sentaron adelante, yo me senté atrás con Victor y Hockstetter. Yo me encontraba en medio, lo que me hacía sentir algo intimidada. Victor me sonreía de vez en cuando a lo que Hockstetter solo ponía mala cara. Llegamos a la residencia Bowers, me despedí de los chicos y le agradecí a Huggins por llevarme.

Mire a Bowers, temblaba un poco, decidí no decir nada. Caminamos a su casa, entramos. La observé disimuladamente el tapiz estaba un poco saturado y descuidado. La casa estaba desordenada en general. Bowers Camino rápido hacía las escaleras. Pero antes de poder subir su padre se plantó frente a él, tenía mala cara. Posó su mirada en mi.

—¿Quien es ella? ¿Tu novia?—. Preguntó burlón.
—Es una amiga, haremos un trabajo—.
—No esperaba mucho de ti—Dijo con una sonrisa cínica para darle un sorbo a la cerveza que tenía en la mano—Deberías hacer tus quehaceres, nunca estás aquí, vago—.
—Los haré después, Heaven vino a hacer el proyecto—. Dijo señalándome con la cabeza.
—¿Qué clase de estúpido nombre es Heaven?—Soltó una carcajada—Como sea, harás tus malditos deberes cuando se largue la chica—Bowers trato de subir las escaleras nuevamente. Cuando la voz de su padre se escuchó—Eres solo un estúpido hombre de papel—. Lo mire de reojo camino a la sala, maldiciendo.

Bowers corrió a su cuarto y se sentó en la cama sin expresión alguna. Yo cerré la puerta sin saber que hacer. Mire un poco su cuarto tenía algunas señales de tráfico robadas y una navaja en su cómoda.

Oí a Bowers sollozar. Antes de poder hacer nada. Bowers se levantó y comenzó a destrozar todo lo de su cuarto. Yo me acerqué a intentar calmarlo. Intente detenerlo pero me era imposible.

—Henry—Lo llame, pareció detenerse un poco. Aproveche para abrazarlo—Todo va a estar bien. Tranquilo, es un idiota. Tú no eres nada de lo que ese bastardo pueda creer—. Henry acomodó su cabeza en el hueco de mi cuello.

Me senté en la cama con Henry aún abrazado. Henry apretaba las manos con notable molestia, noté que se hacía daño, tome sus manos y comencé a acariciarlas. Se calmó un poco y dejó de sollozar.

—Heaven, Yo no puedo lo odio. Es un idiota, cree que por trabajar en la policía y ser un ex-marin nadie puede hacerle nada. Se siente superior a todos—Henry se levantó molesto y camino a su cómoda y tomó la navaja—Yo quiero matarlo—.

Just a stupid guyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora