Tomo mis cajas rasgadas, llenas de cinta adhesiva.
Camino hasta la maleta del auto, y las posiciono junto a los cuadros de mamá.
Están llenos de polvo, como si nunca los hubiese limpiado.
Recuerdo en que me esmeraba para mantenerlos brillantes.
Le doy un último vistazo a mi habitación y subo al coche.
Papá no para de hablar sobre el retraso de el camión de la mudanza. Es un verdadero fastidio.
Auricular a oreja derecha, auricular a oreja izquierda.
Por un momento, el ruido urbano desaparece, otorgandome tranquilidad, que me hace olvidar de todo.
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Te pienso, luego existo.
Teen FictionLo observo. Suspiro, bajo mi cabeza. Sigo caminando. Como si nada más importara. Como si él nunca me hubiese importado.