Te pienso, luego existo.

Nuevos Vecinos.

Pasan dos horas, bajo de el auto.

Espero a que papá abra la maleta y quito mis cajas.

-La habitación junto al baño es la tuya, ordena tus cosas y me ayudas con las maletas de tu hermano.

-¿Le cortaron los dedos? Desde que entró a la universidad, no hace más que encerrarse en su cuarto a escuchar el asco de música que tiene.

-Ya no tienen habitaciones juntos. No mas peleas ni gritos a media noche ¿Si?

-Si.

-¿Viste el color de tu recamara?

-A eso iba.

Proseguí con mis cajas de cartón. Tropiezo con un escalón, maldigo para mis adentros. Intento pararme.

-¿Estás bien?

Pregunta un muchacho de unos 16 o 17 años.

-Si. No te preocupes.

Tomé su mano, la cual me ayudó a levantarme.

-Soy Drake. Tú debes ser mi nueva vecina ¿No? Si fueras la chica de la mudanza no dejaría que tomaras mis cosas.

-¡Hey! Es el escalón el mal posicionado.

Me cruzo de brazos.

-Como digas. ¿Quieres venir al parque?

-No. Gracias, pero, no conosco las calles y me podría perder y...

-Está aquí a la vuelta, ¿Necesitarías un mapa o un GPS?

-Que gracioso, no. Debo ordenar mi cuarto.

-¿Y si yo te ayudo cuando volvamos? Anda, solo será un rato. Además, no vamos a estar solos.

-Bien.

-Bien.

Camino hacia papá. Le presento al chico y pido el permiso.

En realidad, Drake lo convenció hablandole de fútbol. Hombres.

Nos dirigimos hasta el parque.

Me compró un helado, dí las gracias y  nos sentamos en las bancas a hablar.

-Bueno y, ¿Cómo te llamas?

-Soy Sophía.

-¿Qué edad tienes?

-Tengo 16, ¿Tú?

-También.

-No quiero seguir preguntandote, que parece un interrogatorio.

-Bien, ¿Música?

-Si.

-Qué tipo de música, tonto.

Solté una carcajada tímida.

-Mm.. De todo.

-¿Cuenta ópera?

-No.

Se rió y un trozo de su helado rodó por el suelo. -¡Regla de los cinco segundos!

-Iugh, haha. ¿De verdad te comiste eso?

-Lo hice.

-Agh nunca se te ocurra besarme ¿Eh?

-Intentaré no hacerlo.

-¿Perdón?

-Intentaré no comer más helado de el suelo.

-Bien.

-Bien.