Guardianes de la magia: La lucha por el poder oculto

Prologo

Por fin lo conseguimos. - Dijo el líder de los abonnés con una sonrisa de triunfo en el rostro.

Estaban reunidos en una estación de tren abandonada. La oscuridad del lugar solo era interrumpida por la tenue luz de las antorchas que sostenían los seguidores de los antiguos. La paredes estaban cubiertas de grafitis y polvo, el olor a humedad y óxido se mezclaba con el aroma a incienso que emanaba del centro de la reunión.

Maestro, ¿qué puede lograr ese hechizo? - preguntó uno de los seguidores, ansioso por conocer más sobre el poderoso conjuro que habían conseguido.

Este hechizo logra transportar parte de la conciencia de quien queramos a un humano candidato para ser uno de los elegidos por los guardianes, o Sorciers como se llaman ahora. - Respondió el líder, mientras jugaba con una de las piedras que formaban el círculo de la reunión. - Es utilizado por los guardianes para analizar en secreto a los candidatos y seleccionar a uno, pero tiene otra función. Al pasar parte de tu conciencia a la mente de alguien, puedes crear pensamientos en esa mente y así moldearla a tu antojo lentamente. Lo utilizaremos para pasar la conciencia de Méchant, el antiguo, al candidato más cercano.

El líder de los abonnés comenzó a reír, y los demás seguidores lo acompañaron. Mientras tanto, un Sorcier que se encontraba encubierto intentó impedir que el hechizo se llevara a cabo, pero ya era tarde. El hechizo se había lanzado correctamente, y los seguidores de los antiguos comenzaron a huir dejando el lugar vacío a excepción del llamado maestro y el Sorcier.

Tu plan fallará. ¡Halos kletka! - Gritó el Sorcier.

El muchacho rubio, con el perro Fox terrier a su lado en su forma de guardián, estaba decidido a detener a los abonnés. Pero el líder de los abonnés se mostró confiado.

Sabes que llevamos ventaja. El número de los abonnés aumenta cada día, y al ser un simple candidato no podrá defenderse del hechizo. Empezará a pensar como el poderoso Méchant, y nada logrará evitarlo.

El muchacho apretó los dientes, estaba a punto de responder, pero el seguidor desapareció repentinamente. Lo único que había quedado era una risa estridente y molesta que se desvanecía lentamente.

El hechizo había sido lanzado en forma de insecto, y no se iba a detener hasta depositar su veneno en alguien.