Capítulo 10

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Estaba enfadado, no... En realidad, esa palabra le quedaba demasiado corta. Estaba que le hervía la sangre de la cólera que estaba agarrando. No podía creerlo, que él le haya rechazado su petición ¡Incluso él llegó a la mitad del show como para negarse después de ver aquello!

—¡No entiendo!— negaba repetidas veces con la cabeza —¡Oyakata-sama, usted mismo lo vió! ¡¿Por qué se niega a hacer el cambio?!— gritó molesto.

El doctor Ubuyashiki llegó justo cuando el enfermero de cabellos peliburdeos consolaba al azabache, había sido testigo de como Giyuu le suplicaba a Tanjirou que por favor se quedará con él, intentando comprobar si eran tan ciertas sus palabras... Si él estaría cuando más lo necesitará.

Ambos chicos llegaron demasiado temprano, todo para que Makomo logrará conocer al enfermero que Giyuu no rechazaba.

—¿Crees que le haya ido bien?— Sabito rió.

—No te preocupes, ellos estarán bien— le sonrió enlazando sus manos —La primera vez si estaba nervioso pero apesar de que es la segunda vez que cuento con Kamado se que él estará bien con Giyuu— se encogió de hombros —No lo se... No sé cómo explicarte esto pero ese chico me trae la paz y la seguridad que si él está con Giyuu... No habrá nada de que preocuparse— la pelinegra un poco sorprendida asintió.

Cada paso que daban comenzaron  a oír unos gritos y saber que posiblemente era Giyuu en alguno de sus ataques, lo hicieron preocuparse. Tal vez, el enfermero estaría en problemas.

Corrieron a prisa para llegar a la habitación, preocupados. Sin embargo, la puerta estaba abierta para su sorpresa. Llegando en el momento justo. Dejándolos sin palabras.

—Yo no te voy abandonar, jamás lo haré— observaron como el menor estaba sentando en la camilla junto a él abrazándolo —Claro que existen personas que les importas— Makomo se le comenzó a llenar los ojos de lágrimas, sin creer lo que veía —Te aman demasiado— vieron como Giyuu poco a poco se dejaba envolver en el abrazo, correspondiendo ante el afecto que el menor le proporcionaba, sin poder creer del todo lo que ese chico había... Que él había... —No estás solo Giyuu-san— Sabito no supo cuando las lágrimas brotaron de sus ojos mientras los observaban en silencio —Ya no más— la escena era demasiado para ellos, su amigo sufría, sufría mucho y ellos no eran capaces de apasiguar ese dolor pero ese chico... Pero él... Él lo había logrado... había logrado calmarlo, había logrado hecho volver... Había hecho algo que ellos no pudieron hacer siendo su propia familia... —Jamás volverá a ser abandonado, se lo aseguro— un grito desgarrador fue ahogado entre las ropas del menor, Makomo retuvo con su mano un sollozó al ver, escuchar la tan dolorosa escena —Yo estaré con usted y ya no se sentirá solo— estaba molesto, se supone que era su mejor amigo, su hermano y él no podía ayudarlo, se sentía tan inútil sin poder hacer algo y sabía que Makomo se sentía aún peor al verlo todo... Sintiéndose impotente, al no poder hacer nada —Yo compartiré su dolor— los gritos eran ahogados por su abrazo con el menor, unos gritos que te dejaban sin aliento, que sentías se calaba profundo en tu alma. Ambos jóvenes lloraron observando la escena tan desgarradora para ellos, el ver a alguien muy importante para ellos sufrir de esa manera y de no ser capaz de hacer algo para detener su dolor.

No supieron en qué momento llego el doctor Ubuyashiki, que en silencio observo también la escena tan desgarradora.

—¡Oyakata-sama, por favor dígame...!  ¡¿Por qué se niega?!

El mayor suspiro observando a los dos chicos, ambos con los ojos rojos después de llorar tanto al ver a su querido amigo.

—Deberían de limpiar y cambiar esas caras para visitar a Giyuu...— decía calmado con una sonrisa —No querrán preocuparlo ¿O sí?— el oji-lavanda se enojo aún más al no recibir respuesta.

Cradles [KyoTan/GiyuuTan] - KNYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora