Su nombre era un misterio para todos, nunca habían escuchado su voz y en lo que al pueblo respecta, su existencia no era más que un simple cuento.
Varios tenían sus propias teorías, la más acertada contaba la historia de una hada que fue condenada a la soledad por amar a quien no debía.Su presencia se fue desvanecido con el paso de los años, al punto de que ya solo quedaban viejos rumores y un desentendimiento total. Al menos así era está ese extraño día. Una gran tormenta hascecho al pueblo un 31 de diciembre destrozando todo a su paso, una tormenta que duro 9 días y 8 eternas noches. En el 10 día, los pobladores que aún vivían fueron despertados por un rayo de luz y un suave viento, miraron a su alrededor y en sus mentes solo floreció la confusión.
Eran 13 personas, solo y únicamente 13, estaban tendidos en el suelo y se miraban con desconcierto genuino, ¿Que hacían en aquel lugar?. Pequeños Montes de pasto y maleza les rodeaban, había tierra por doquier y, aún más extraño que esto, parecían estar enfrente a lo que en algún momento fue una muralla. El silencio les resultó aterrador, pero aún más aterrador les resultó lo que siguió después de este.
- "Un día regresaras al lugar del que vienes y todo en ruinas verás,
pagaras tu pecado mientras lloras hasta que la flores vuelvan a danzar"- susurro el viento.
- ¡Mi único pecado fue existir!- exclamó una suave y entrecortada voz.