Un amado

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Aquiles, oh su amado y deseado Aquiles ¿Amarlo enserio era tan gran pecado? ¿Porque no podía decidir con quién quedarse? Aún peor ¿Porque su amor no fue correspondido? Si tan solo Aquiles la hubiera querido la mitad de lo que ella, no le hubiera importado pagar tal penitencia.

Su mente divagó por minutos o quizás horas, recordando lo que había sucedido hace ya más de mil años, recordando las últimas palabras de su amado, los últimos deseos que salieron de su boca. Cuánto quiso en ese momento que su único deseo fuera permanecer junto a ella.

Su mirada estaba fija en la puerta de la habitación, como si una parte de ella esperara que está se abriera y alguien la sacará de su abrumadora neblina de dolor. Sabía que nadie vendría, sabía que no lo merecía, gente inocente había pagado el precio por el amor que en algún momento de su vida creyó sería para siempre, muchos habían sufrido por su culpa; porque no fue capaz de olvidar al ansiado semi dios aún cuando sabía que era una simple he inútil creación.

Siguió mirando la puerta por un tiempo más, ¿Cuántos días desde que llego eran ya? Todo le parecía tan irreal y efímero que por un momento pensó que estaba encerrada en sus propias pesadillas, y tal vez, de no ser porque la puerta fue abierta en ese momento, seguiría creyéndolo.

Eterna SoledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora