La Última Noche

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Hace 72 horas...


Eran las doce y yo todavía seguía despierta, no podía dormir, así que me levanté. Sentí mi estómago revolviéndose, me dolía y como no sé hacer otra cosa, me comí un buen trozo de chocolate para aliviar el dolor.

Cuando crucé el largo pasillo para dirigirme hacia la cocina, escuché un disparo.

Mierda. Alguien tenía un arma y la había utilizado.

Me quedé tan impactada que se me cayó la tableta, luego me arrepentí de mi acción, porque ya no había más comida para comer.

Miré hacia la ventana, la noche se percibía más oscura y profunda de lo normal, tan silenciosa que asustaba.
En mi mente una pistola no paraba de dar vueltas y me reconcomía poco a poco, mi valentía usualmente destacaba, sin embargo, pensar en la muerte me acobardaba. Salí de casa, cogí mis llaves, cerré la puerta, presioné el botón del ascensor y en un instante ya había llegado a la calle. No había nadie, estaba andando un poco para despejarme y entonces, oí voces.

Sonaba como una discusión, diferencié tres tonos distintos: dos muy graves y otro muy agudo. Pensé que habían dos hombres y una mujer, aunque me equivoqué.

Alguien notó mi presencia, giraron todos sus cabezas, mi respiración se aceleró y eché a correr tan rápido como pude. Me adentré en un callejón estrecho, poco iluminado y me resguardé ahí mismo.

La seguridad en mi cuerpo había regresado, ya respiraba lentamente y por esa misma razón me tranquilicé.

Cuando pasaron unos minutos, me levanté del suelo en el que me había sentado anteriormente y comencé a andar. Todo esto me parecía misterioso, sospechoso e incluso un poco malvado.

¿Qué había sucedido? ¿Qué escondían? ¿Quiénes hablaban? ¿Por qué parecía que se estaban peleando? Y lo más importante, ¿por qué había disparado a una persona?

Volví a mi humilde piso y me tapé con las sábanas rosas de Hello Kitty, jiji. Finalmente, me dormí en una pose bastante extraña, no recuerdo si hice algo más, solo que unos ojos verdes me estudiaban con calma y una mano llena de sangre.


🏍️🏍️🏍️


----RING, RING, ¡¡RINGG!!----

La alarma interrumpió mi sueño, qué triste. Ahora que estaba poniéndose interesante...

Mis piernas se alzaron para ponerme de pie, entré al cuarto de baño y me miré al espejo.

¡Vaya careto! Parecía que me había atropellado un coche, estaba llena de arañazos, morados y ojeras. Mi aspecto me alarmó, para qué te voy a mentir, porque no me acordaba de por qué lucía así. Tenía que haber algún motivo que seguro estaba pasando por alto.

Huir no es la soluciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora