– Tengo hambre – Hablo agonizando, mientras exijo comida
– ¿Debería sorprenderme que acabamos de comer hace una hora? –Aria, mi hermana, responde ante mis suplicas esperando que me calle.
– Eso no fue suficiente, sirven muy poco en los restaurantes de carretera, moriré si no como algo... ¡Veo la luz!
– ¡Jacob, ya cállate!
Estamos a mitad de camino de un hermoso viaje familiar, algo común en estas fechas antes de que terminen las vacaciones, casi siempre viajamos a la fría capital, pero en esta ocasión, mi papá decidió aventurarse más y estamos viajando por la zona norte del país, a la ciudad de Otavalo, eso solo significa una cosa: más frío y más horas de trayecto lejos de una cómoda cama, por culpa de eso, tengo que mover de lado a lado mi trasero para encontrar una buena posición de dormir, cosa que no resulta fácil con mis hermanos a mi lado.
Ya luego de seis forzosas horas de permanecer despierto y no poder dormir, llegamos a una ciudad cercana a la capital, mi padre estaciona el auto frente a una gasolinera la cual tiene un minimarket y todos bajamos de golpe, aún quedan un par de horas más de viaje por lo que es sumamente necesario suministrarnos de comida, lo más probable es que de aquí no haya más paradas.
- Libre al fin, gracias al cielo
Nathan pasa al lado mío y se dirige hacia mí para molestarme- Sí, sí, apresúrate, no te vayas a perder de nuevo en la sección de historietas, no tenemos mucho tiempo. – Que encantadores mis hermanos.
Él me lleva dos años, no lo odio, pero es difícil convivir con ese troglodita, aunque es el único que me ayuda a molestar a Aria, en momentos así todo es divertido hasta que él me traiciona y se pasa al lado oscuro, ahí es cuando termino siendo yo el objetivo de ambos.
Mi hermana, Aria, es la menor, aunque intente aparentar lo contrario, nació año y medio después de mí, así que tampoco tuve mucho tiempo para ser el consentido de la casa, menos aun cuando se convirtió en la favorita de mi papá, a pesar de que lo niegue rotundamente, es pequeña, con unos prominentes ojos. Mientas que yo paso robando oxígeno en grandes cantidades, ella tiene una nariz pequeña pero alta, como la de mi madre, es de buen parecer, al menos solo cuando duerme y no está gritando a los cuatro vientos ni discutiendo con Nathan. Por otro lado, mi hermano es más como yo... «bueno, yo soy parecido a él»: es alto, sus ojos son menos caídos que los míos y, a pesar de que él presuma constantemente el tamaño de su miembro, lo único grande de su cuerpo es su frentota, es posible realizar un perfecto aterrizaje en ella, debería abrir un aeropuerto. Y bueno, no me gusta admitirlo, pero es solo un poco más alto que yo. Ah sí y casi lo olvido, ambos somos unos esqueletos andantes, gracias a mi padre.
Ese par sacaron un hermosa y lacia cabellera castaña, mientras que yo tuve la dicha de nacer con un cabello sin completa identidad que termina siendo la horrorosa mezcla de un largo cabello lacio con ondulaciones, pero sin llegar a ser ondulado, ¿cachas?, además de que el color de cabello de Nathan es castaño solo que más claro que el mío. Diría que soy adoptado, pero la nariz que heredé de mi padre desmiente esa teoría, además del parecido con mi hermano. Aunque, bueno, también le agradezco la talla que tengo a los genes a mi papá.
Quizás si los quiero a ambos, un poquito, al menos lo suficiente como para habernos dormido los tres en una tienda de acampar fuera de la casa, a pesar de que mi padre nos dijo que iba llover a cantaros esa noche, he estado en muchas aventuras con ambos.
En lo que mi papá pone gasolina para el resto del viaje, Will y yo vamos al minimarket, yo estoy dispuesto a buscar un rico café latte para el puñetero frío y unas galletas, necesito energía, él pues... No sé, supongo que fue por algunas frituras. Mientras espero que la cafetera me brinda mi bebida, escucho mi celular «Aria quiere algo». Reviso y, definitivamente, un mensaje de Ari:
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Amor de Tomatitos
Teen Fiction10 de marzo del 2020: - No sé si esto te gustará, pero es lo poco que puedo ofrecerte -, continua mirando la cámara, nervioso, - Ya ha pasado un año y aún así me pones de este modo, pequeña, - juguetea con los dedos sus manos, dibujando círculos ent...