Prólogo

44 3 0
                                    

El desastre había terminado, Tokyo estaba en ruinas, los seres que habían sido creados del Dragón en el que había mutado Ken, cuyo único propósito era saciar sus necesidades primordiales, habían sido totalmente erradicados.

La organización que crearon entre ghouls y humanos conocida como GOAT no tenía razón de ser, y por ende, fue disuelta. Ahora, seis años más tarde, los miembros restantes de dicha organización viven sus vidas en relativa tranquilidad, la familia Kaneki ahora tenía un nuevo integrante, la hija de Ken y Touka. Ichika fue el inicio de una época próspera para ghouls y humanos, pues ella era el vivo ejemplo de que ambas especies podían ser capaces de compartir el mundo como iguales.

Renji, el ahora tío político de Ken, se hacía cargo de la pequeña mientras él y Touka atendían ":Re", sitio que sería el nuevo legado del fallecido Yoshimura Kuzen.

— Seguro hubieras hecho muy feliz a Yoshimura — Dijo para sí mismo mientras la pequeña jugaba con su cabello.

— Pero tío Renji, mamá siempre dice que nos está cuidando desde el cielo, Si nos está mirando ¡Entonces está feliz! — Comentó alegremente sobre sus hombros.

A Renji se le escapó una sonrisa. En ese instante escuchó el timbre, la pequeña halaba sus cabellos mientras él se acercaba para abrir la puerta.

— ¿La maldita Touka se encuentra? — No importa cuantos años pasasen los modales de Nishio no mejorarían a estas alturas de su vida.

Renji abrió la puerta y Nishio intentó no soltar una carcajada al ver que el sujeto de dos metros de altura llevaba trenzas con moños rojos en las puntas.

— Llegas en mal momento, aún está con lo del restaurante — Contestó ofuscado por la expresión pero sin sobresaltarse demasiado, Nishio pasó junto a Kimi quien llevaba detrás una canasta con manzanas.

— Siento la interrupción Renji-san, en el fondo quería ver a sus viejos compañeros — Agregó refiriéndose a su cónyuge, le dedicó una sonrisa cómplice y entró a la casa.

Hoy era el primer día en que volverían a encontrarse, en parte para ponerse al día, pero la razón principal era el cumpleaños de la pequeña Ichika. Kimi le tenía especial aprecio a la niña puesto que, fue ella quien ayudó a Touka en labores de parto. Había sacado el color de cabello de ambos padres, las raíces eran negras, pero conforme avanzaba, el cabello comenzaba a perder color hasta volverse de un blanco puro, una curiosa mezcla de genes de un ghoul y un medio ghoul. El rasgo físico que más la caracterizaba era esa heterocromía, si bien uno de sus ojos era azul celeste, su ojo izquierdo era totalmente rojo. Kimi cargó en brazos a la pequeña para aliviar un poco la carga de su tío, quien se veía bastante atareado preparando la cena para cuando la pareja y el resto de los invitados llegasen. 

Banjou y sus compañeros fueron los siguientes en llegar, El chico había dejado atrás su pasado de pandillero, había cambiado su apariencia dejando su cabello al natural, puesto que antes llevaba un mohicano decolorado y se rasuró la barba, ahora parecía un asalariado cualquiera.

— Escuché que hoy liberaban a Yoshimura — Comentó Banjou, la hija del anterior "Buho de un ojo" autora de varios best sellers bajo el seudónimo de Takatsuki Sen, quien había estado presa por admitir su pasado como ghoul y confesar que había asesinado a incontables personas para sobrevivir, sería liberada luego de una reducción de condena con ayuda de un miembro de GOAT que además de un doctorado en medicina interna, también poseía un título de abogado, además de ser ahora quien dicta clases magistrales con el fin de promover el interés en la anatomía de los ghouls que alguna vez fueron "Kakuja" Nombre que se le daba a los ghouls que cometían actos de canibalismo.

— Esa lunática... Solo el Kaneki puede lidiar con ella — Refunfuñó Nishio — Estará loca por conocer a otra Ghoul de un ojo como ella y probablemente secuestre a la mocosa para escribir sobre ella —

— ¡No sería capaz de algo así! — Replicó Kimi golpeándolo en un hombro, el chico se resintió pero antes de poder contestar, la voz de alguien con quien la mayoría no tenía buenos recuerdos interrumpió.

— ¡¡SE MAGNIFIQUE!! — A lo que respondieron todos al unísono.

— Ugh... Tsukiyama llegó... —

— Mesdames et messieurs changent ces visages, Cambien esas caras ¿Que no ven que he venido a felicitar a la pequeña cumpleañera? ¡Incluso le traje un regalo! — Del bolsillo de de su pintoresco traje de gala rojo sacó una pequeña caja de regalo — Une fleur per une fleur, una flor para una flor, mon petit madmoiselle —

Se agachó para quedar a la altura de Ichika y le hizo entrega del obsequio, era un pequeño broche para el cabello de color plateado con una rosa roja de adorno.

— ¡Muchas gracias tío Shu! — La pequeña saltó sobre él y lo abrazó colgándose de su cuello.

— Del cuello no cariño, me arrugarás el traje... — Se volvió a poner de pié arreglando su corbatín — ¿Y Bien? ¿Que degustaremos para celebrar esta preciosa reunión? — Nishio con cara de asco fue el primero en replicar.

— Siento decírtelo, pero no te comerás a nadie hoy —

— ¡Non non non! ¡Nishio-kun esos días quedaron atrás! — Respondió y murmurando para si mismo agregó — Ese es un plato que tendré el placer de degustar en el lecho de mi muerte, en privado claro está — Luego de aquello la charla se tornó más trivial.


Mientras tanto, en el subsuelo de Tokyo la silueta de un chico de cabello negro, cuya cara estaba cubierta a la mitad por una máscara de gas negra se abría paso hasta el lugar donde una vez se erigió el edificio del CCG.

— Debe estar en alguna parte... — «¡Maldito Kichimura! ¡Malditos Washuu!» Maldecía para sus adentros — Me encierran... Me abandonan... Y ahora encima desaparecen... —

Excavando aquella parte de tokyo abandonada por ghouls y humanos finalmente consiguió lo que buscaba. Una puerta en medio de ruinas sumidas en oscuridad y tras ellas el destello de un par de esferas rojas.

El chico avanzó hacia ellas a paso firme y una voz hizo eco en el lugar.

— ¿Eres un ghoul? ¿Eres humano? ¿O ambos...? ¿Qué es lo que buscas encontrar? ¿Cual es tu razón de vivir? — Era difícil distinguir si el tono era de un hombre, una mujer o siquiera si era humano.

El chico respondió en total serenidad sosteniéndole la mirada a aquellas misteriosas esferas rojas que bien podían ser los ojos de una bestia.

 — Busco poner orden en este mundo retorcido... —

Tokyo Ghoul: AfterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora