VI

2.7K 303 91
                                    

Cuando me desperté a la mañana siguiente, ya eran pasadas las diez.

Byul y yo seguimos en la misma posición que noche. Su cabeza reposa en mi pecho, y su cintura es sujetada por mis manos. Sentir su cuerpo así de pegado al mío solo me incentiva a mantenerla junto a mí así el mayor tiempo posible. Que sé que no es mucho.

Tengo miedo. Porque sé que cuando salgamos de estas cuatro paredes, volveremos a tener una relación neutra, como debería ser. A pesar de saber que es lo correcto, no se siente como tal. Quizás porque mi corazón tiene voluntad propia y desea lo contrario.

Ojalá pudiera detener el tiempo y quedarme con ella de esta forma, para toda la vida. La calidez que me transmite es adictiva, la solución para todos mis problemas y el estrés diario.

Más no es lo ideal, para ninguna de las dos.

—Byulie, princesa, despierta.

Pinché con la punta de mi dedo índice sus mejillas de hámster, y no pude evitar reírme al obtener una reacción tierna. Frunció el ceño, y escondió su carita en el hueco de mi cuello.

—No.—Protestó.

—Venga, que ya es muy tarde, y te tengo que llevar a tu casa.

—Noo, que les den.—Gruñó.—Yo quiero quedarme así.

Le di un pequeño golpe en el brazo. Puede que no lo parezca, pero sigo siendo mayor y debe entender que no es correcto hablar de esa forma frente a sus mayores. Por mucho que nuestra relación sea extraña.

—Ese vocabulario, Byul.

—Perdón.—Se disculpó.

Alzó la cara, y me miró un momento a los ojos. Sonrió y se movió un poco, hasta quedar sentada en mi cadera, conmigo abajo totalmente a su merced.

—¿Qué haces?—Pregunté, entre divertida y nerviosa.

No respondió.

Se inclinó, y acercó su rostro al mio, tanto, que nuestras respiraciones se hicieron una sola, y creí que me besaría.

Y lo hizo.

Me besó. Pero no en la boca. En el último momento desvió sus labios hasta mis mejillas, que se volvieron rojas al contacto.

¿Por qué es tan dulce? Me va a dar algo.

—Gracias.

—¿Por qué?

—Por quedarte conmigo y no dejarme.

Me derretí inmediatamente. Si pudiera, me la estaría comiendo a besos en este mismo instante. Elevé mis manos hasta su cintura y le di una suave caricia. Noté como tembló cuando me aventuré a bajar las manos un poco más, casi dejándolas caer en su parte trasera.

—No me agradezcas, Byul.—Sonreí.—La verdad es que hoy he dormido mejor que nunca.

Iba a decir algo, pero el molesto tono de llamada de mi teléfono móvil la interrumpió. Nunca quise lanzar mi preciado móvil y reventarlo contra el suelo hasta ese momento. Y más cuando vi el nombre de la persona que solicitaba por mi atención.

Eric.

Evidentemente no lo tengo agendado así. Le tengo puesto "mi amor" y un par de corazones, para hacerlo más cliché y simple.

Byul hizo un puchero con los labios al leer el nombre. Pensé que le dolería, pero no lo aparentó. Simplemente se quedo en la misma posición. Y se lo agradecí internamente. Yo tampoco quería que lo hiciera.

Contesté.

—¿Sí?

—Hola, amor.

Que raro. Eric nunca me habla con tanta efusividad. 

—Ya estoy de camino a casa.

Genial, vaya golpe de la realidad.

Byul me indicó que me sentara, y así lo hicé. Me coloqué de forma que quedó sentada en mi regazo, con las manos por detrás de mi cuello, abrazándome. Con mi única mano libre empecé a acariciar su espalda.

Nunca me imaginé que me acabaría gustando esto. Que no se separe de mi en ningún momento.

—Me alegra, te extrañé.

Mentí a medias. Si lo extrañé, porque de cierta forma es una de las personas que mejor me entiende después de tantos años, pero no me alegra.

Mi voz salió carente de emoción. Y como no estarlo, si pronto me tendría que separar de ella.

—Y además, me han ascendido de puesto.—Comentó feliz.—¿Por qué no salimos con Wheein de picnic?

Genial. Salida familiar, nótese la emoción.

No hay por donde cogerlo. Mi hija no quiere salir ya a lugares con nosotros, y Eric solo quiere salir para alardear de sus logros. Lo sé, porque lo conozco, me atrevería a decir que mejor que nadie.

—Me parece una idea magnífica.—Que buena actriz soy.—Felicidades por el puesto.

Mi voz tembló un poco al final de la oración.

Uh, ¿qué hace Byul moviéndose así? Me va a matar.

La adolescente movió un poco su cuerpo, provocando un roce directo a mi centro.

Cuando la miré sorprendida, ella solo me devolvió el gesto con cara de angelito.

Esta niña...

—Tengo unas ganas de veros.—Se oyó algo de fondo.—Ah, y Yongsun, nos han invitado a una obra benéfica, ¿quieres ir?

¿Acaso tengo opción? Lo odio, pero no puedo negarme. Eric suele ser invitado al ser un periodista con un nombre más o menos reconocido.

Y yo, como su esposa que soy, estoy prácticamente obligada a acudir con él a esa clase de eventos, y hacer como si mi vida fuese perfecta.

Que no me quejo, pero estoy a un nivel totalmente diferente. No me gusta alardear del dinero, de mis posesiones, o siquiera de lo bien que se me da cocinar. 

Me repatea cuando Eric se va por ahí y me deja sola, con nadie a quien aferrarme y conversar.

—De acuerdo, será interesante.

—Eres la mejor Yongsun.—Aduló—Ya llega el taxi, tengo que colgar.

—Adiós,Eric.

Y colgó. Ni siquiera me dice "te amo" al despedirse.

Byul debió notar mi cambió de humor, porque me trató de reconfortar.

—¿Estás bien?

Sonreír inconscientemente.

—Sí.—Cambié mi tono de voz.—Y tú, pequeño hámster, ¿que crees que hacías?

Volvió a poner esa cara de inocente.

—¿Yo?—Se señaló a si misma.—Nada de nada.

—¿Nada?

De forma juguetona, deslicé mis manos por debajo de su pijama,—de estrellas por cierto—y quedó paralizada. Incluso su respiración se alteró.

Estaba tan centrada en mi mano, que no predijo mi siguiente movimiento.

Empecé a hacerle cosquillas, y ella al instante empezó a reír como desquiciada, hasta el punto de llorar. Solo cuando me rogó, paré.

—Eso no es justo.—Se quejó.

—Lo que no es justo es lo que me estás haciendo.—Suspiré.

Se encogió de hombros.

—Anda, será mejor que nos levantemos, ya lo has escuchado, Eric puede llegar en cualquier momento.

Nada dura para siempre. Ojalá pudiera ser eterno este momento.

Pero ya es hora de afrontar la realidad, y salir. No puedo aplazarlo más.

Divorcio |Moonsun|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora