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—¡No puedes negarme ver a mi hijo maldito Lee Joon!

Mis manos tiemblan formándose en puños para no tirar todo lo que se encuentra a mi alrededor.

—¡Pues mira que sí, estás loco— grita más alto intentando intimidarme, pero oh no, yo no dejaré que este palurdo me venga a mandonear más.

—¡Aquí el único loco hijo se puta fuiste tú, me en-engañaste!—siento como las lágrimas quieren volver pero las retengo lo mejor que puedo y tomo aire para que mi voz no se quebrante más.

—¡Yo no tengo la culpa que tu no me satisfechas en nada!—rápidamente se acerca a mi a la vez que retrocedo para que no acerque más de lo debido.—Escúchame bien Park Jimin—siento su aliento desagradable y con olor a whisky cerca de mi rostro.—Me encargaré personalmente de que no vuelvas a ver a nuestro hijo, quédate con la puta casa que no la necesito, pero yo me llevaré a MinHo, te guste o no.

¡Encima es bastardo, lo dice como si el fuera el único que la renta!

Lo empujo alejándolo de mi como puedo.—No lo harás, el no será feliz contigo, nunca has estado para él, ¿Ahora quieres ser buen padre?—suelto una risa seca.

—Yo tengo a una mujer que cumplirá el rol de madre.

Eso si que no

—¡La mujer con la que putas me engañaste no va a educarlo!— abro la puerta para el exterior abruptamente. —Largo.

—Se irá conmigo.

—Púdrete Lee.

Cuando sale tiro la puerta para recostarme en ella sin poder sostenerme en mis piernas que flaquean mientras recupero el aire .

Tapo mi rostro para soltar más sollozos llenos de rabia y muy dentro de dolor, el hombre con el que me casé supuestamente por felicidad ahora quiere destruirme y hacer mi vida de un infierno. No aguanto más y lanzo un pequeño grito intentando soltar todo hasta que suena una alarma en mi pantalón que me avisa que es hora de recoger a mi dulce niño de su guardería.

Limpio mis lágrimas y tomo un vaso de agua sin antes ponerme un paño helado en el rostro para bajar la hinchazón de mis ojos, mi pequeño no me puede ver así.

[...]

—¡Papi!— grita mi bebé corriendo hacía mi con una sonrisa enorme que me contagia para devolvérsela y agarrarlo cuando salta sobre mi.

—¿Cómo está el niño más hermoso?— toco su naricita y mueve su cabecita de lado a lado.

—Bien, hoy pinte un abol—veo en sus ojitos su orgullo mientras muestra su overol lleno de manchitas verdes.

—¿Ah sí?— lo aprieto contra mi juguetonamente.—¿Y que más?

—Pinte nueta familia, papis y MinHo— una punzada llega a mi corazón mientras las lágrimas amenazan en volver.

—Que bueno mi amor, ahora— muerdo una de sus mejillitas regordetas para hacerlo reír. —Vamos a la casa.

—¿Papa va venir a comer?

Siempre me pregunta lo mismo y no quiero decirle la verdad, Lee casi nunca venía a la casa y cuando estaba solo le asentía sin mirarlo haciendo que nuestro bebé se sintiera mal. Era una de las razones de nuestras peleas diarias.

Niego con la cabeza y veo como baja su cabecita.

—Pero no te preocupes— acomodo sus mechones desarreglados.—¿Qué te parece si vamos un rato al parque?

Levanta  la mirada feliz nuevamente asintiendo varias veces mientras lo llevo cargando a la zona de juegos.

Al no estar muy lejos llegamos sin más y así de rápido también mi hijo me pide que lo baje para ir corriendo hacía allá.
Me siento en una de las bancas para ver a mi hijo jugar con los amiguitos que lo reciben para al parecer, jugar a las atrapadas.

Siento mi vista borrosa y no sé en que momento me empecé a desmoronar nuevamente, las lágrimas no cesan mientras intento pararlas pero es imposible. Nuevamente empiezan los temblores y tapo mi rostro para que mi hijo ni nadie se de cuenta.

—¿Disculpe, se siente usted bien?

Al parecer no funcionó, siento la garganta cerrada y la verdad es que no tengo muchas ganas de enfrentar con estos ánimos por el suelo así que me quedo callado esperando a que se aburra y se vaya.

Pero las cosas no son así cuando siento una mano en mi espalda que da palmaditas que me hace saltar de mi lugar.

—Lo siento no quería asustarte.

Me extiende un pañuelo que recibo dándole un pequeño "gracias" susurrando.

Al verlo queda decir que es un hombre muy guapo que tiene el cabello oscuro al igual que sus ojos que podrían espantar a cualquiera sino fuera por esa pequeña sonrisa que lo hace parecer tierno.

—No hay de qué, ¿Te gusta llorar al frente de niños?  Porque eso es algo perturbador.

Suelto una risilla limpiando mis ojos.

—Mi hijo está jugando aquí.

—Tu esposo o esposa va asesinar al que te haya hecho llorar en ese caso.

—...—

—Creo que dije algo indebido.

Asiento levemente apretando mis puño  y respirando hondo para mirarlo cara a cara.

—Lo siento, no tenía idea de que...

—No te preocupes, en estás épocas ya es difícil mantener una relación estable.

—Y que lo digas, pero ¿sabes?, eres un hombre hermoso que no debería seguir dándole lágrimas a ese o esa imbécil.

Sonrió débilmente asintiendo, quisiera ser tan optimista como él.

—¡Papi!— veo correr a mi hijo hacía mi.

—¿Ya volvemos amor?— estira sus bracitos para que lo cargue nuevamente en modo de asentimiento. —Hey, te tengo muy consentido, pero solo por hoy te llevaré.

El ríe abrazándome algo cansado y cuelgo su mochila en mi hombro levantándome a la par que el otro hombre lo hace.

—Gracias por despistarme un rato de todo— otra vez esa sonrisa encantadora se forma en su cara.

—Me llamo Jeon Jungkook y realmente me alegra haber podido ayudar en algo— saca una tarjeta de su saco y lo deja, delicadamente como intentando no tocar de más, en el bolsillo delantero de mis jeans. —Si quieres volver a conversar ahí está mi número, fue un gusto...

—Park Jimin.

—Fue un gusto Park Jimin.

            

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⏰ Última actualización: Mar 06, 2020 ⏰

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