Confusing feelings

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David se despertó al anochecer. Cuatro horas fue todo lo que pudo dormir. Miró a Dave que dormía tranquilamente, probablemente debido a la fatiga y la conmoción.

Caminó por la cabaña y lo primero que pudo ver fue que no había teléfono u otra forma de comunicarse con el exterior. Salió del lugar y vio que la camioneta de alquiler estaba bloqueada, probablemente Dave tenía las llaves. Continuó caminando y todo lo que pudo ver fue el camino de piedra por el que habían llegado a la cabaña y la naturaleza. No había forma de escapar. Si Dave planeaba hacer algo muy malo, nadie lo sabría nunca. Pero, eso era ilógico, Dave tenía su temperamento pero no podía lastimarlo, no más de lo que ya lo había hecho.

—Ademas tenemos que regresar. Tengo que sacarme los puntos de sutura en mi cabeza y Dave debe cumplir con sus compromisos... incluso buscar otro bajista, pues el me echó de la banda—. Pensó David.

El lugar era muy tranquilo. David caminó hacia el lago y se sentó en el muelle. Dejó que sus pies descalzos tocaran el agua. Se sentía fría. Se acercaba el invierno, el agua daba la señal. De todos modos los dejó allí, se sentía bien. Hace algún tiempo, no recordaba cuánto, le había pedido a Dave que se tomaran unas vacaciones, el pelirrojo se había negado ya que un lugar distante significaba estar lejos del suministro de drogas. Pero incluso ahora, que ninguno de ellos consumía, Dave continuaba negándose. Y tuvo que pasar toda esta serie de problemas para que finalmente accediera, si es que de eso se trataba.

David no supo cuánto tiempo pasó pero ya había oscurecido, por suerte tenía una lámpara en la orilla del muelle se encendió y dándole algo de claridad.

—Solo espero que no estés pensando en él.

David sintió una corriente atravesar su columna vertebral. No se dio cuenta que Dave se había acercado a él. Últimamente el pelirrojo se movía como una serpiente.

—Fue para esto que me trajiste aquí.— David susurró.

—No—, el pelirrojo puso su mano sobre el hombro de David. —En realidad, vine a traerte comida. No comiste nada en el avión. No has comido nada desde... No sé si comiste algo en la feria del pueblo donde metieron a la cárcel.

Era cierto, David no se había dado cuenta de eso. Miró al pelirrojo y había algo en sus ojos. La amargura y la decepción se reflejaban en sus ojos color avellana, pero también había una gran preocupación.

—¿Cocinaste esto?— David preguntó muy gentilmente.

—No soy tan bueno como tú cocinando, pero creo que está bastante decente—, dijo Dave. —Además el hambre hace que toda comida sepa bien. Y supongo que debes tener mucha.

David miró la comida sin saber qué hacer o decir.

—La comida no está envenenada, solo cómela.— La mirada de Dave se veía casi suplicante.

David comenzó a comer y fue entonces cuando se dio cuenta de lo hambriento que estaba. Devoró todo lo que había en el plato.

—Sabía que tendrías hambre—. El pelirrojo esbozó lo más parecido a una sonrisa desde que había descubierto la infidelidad de Junior.

—Así es. La comida estaba muy buena, muchas gracias.— El bajista dijo nervioso.

—Entra Junior, ya hace frío y también hay mosquitos aquí.

David caminó detrás del pelirrojo y ambos fueron a la habitación. Dave se sentó en la cama y le dio unas palmaditas suaves al colchón, indicando a David que se sentara a su lado. David lo hizo en silencio. Todavía tenía curiosidad por saber qué pensaba el pelirrojo. No entendía lo que estaba pasando. Dave debía estar siendo exigente, reclamando, gritando. Dave debería estar... David no sabía que pensar pero definitivamente no debería estarle dando de comer, ni mucho menos llevándolo de vacaciones.

Jump in the Fire [ellefstaine] [juniorxhetfield]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora