Realmente No Importa.

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¿Dejar el pasado atrás?

He escuchado de personas que lo logran. Historias de éxito. Los que lo hacen relatan que a pesar de su pasado, encuentran finalmente la felicidad.

Ojalá eso aplicara a todos nosotros.

Yo tengo en mi mano todo eso, y no sólo encontré mi boleto a una vida feliz de manos del hombre más maravilloso del mundo, sino que me corresponde. Es apuesto, inteligente, atento, amable, tiene mucho dinero y es extranjero. Lo conozco prácticamente de toda la vida y entre un montón de cosas lindas que ha hecho por mí, me llenó de detalles y demostraciones de afecto a lo largo de todos los años que llevamos juntos.

Reconozco que tenemos momentos en los cuales las cosas no marchan tan bien, pero son etapas, las mismas por las que atraviesa cada relación exitosa a lo largo del tiempo. Sí, nos enojamos, tenemos ganas de mandarnos al diablo y no saber nada más del otro por mucho tiempo, pero poco después, todo vuelve a la normalidad.

Así es el amor.

—Cuando hablas así, me asustas un poco. —me dice condescendiente Tomoyo, concentrada en su taza de té, observando su vapor como si fuera lo más fascinante del mundo.
—Descuida, amiga. Sé que tarde o temprano encontrarás a ese príncipe azul y...
—Princesa.
—Ah, sí, princesa, lo olvidaba. Y entonces conocerás la felicidad al igual que yo.
—Sakura... —dice con algo parecido a la resignación—, tengo que salir de la ciudad por un par de semanas, Fujitaka está preocupado y tu hermano no está siquiera en este continente. Por favor, prométeme que...
—Sí, sí, lo sé, amiga. No lo buscaré. Descuida, él vendrá a buscarme pronto.

Su mirada de precaución se mantiene por unos momentos más, y luego sonríe con algo de cansancio.

—En fin, debo prepararme para viajar. Te traeré algo.

Me deja en casa en su auto. Es una tarde muy linda, y se me antoja para pasar el resto de ella en brazos de mi amado. Si no fuera tan testarudo, estaría disfrutando las mieles del amor tal como sólo yo sé dárselas. Admito que esta vez ha tardado más de lo usual en volver a buscarme, pero cuando hay amor, realmente no importa.

Aunque quizás... sólo quizás, esta vez necesite un pequeño empujón en la dirección correcta. Sólo por esta vez.

—¿Todo bien con Tomoyo? —Pregunta papá cuando entro a casa, está cocinando.
—Sí, todo bien con ella.
—Hoy estuve hablando con tu sinodal, y no estaba muy contento con tu desempeño. Según dice, estás excesivamente distraída, y que si sigues así podrías perder el semestre.
—Gracias por preocuparte. Te prometo que me concentraré apenas resuelva unos problemitas que tengo... hablando de eso... creo que saldré un rato, tengo algunas cosas que hacer y...

Papá deja lo que está haciendo mientras da un profundo suspiro, y sus ojos se llenan de preocupación. No me gusta verlo así, pero su zozobra es innecesaria. Pronto estará bien.

—Hija... no quiero que vayas más a buscar a ese chico.
—¿De qué hablas, papá?
—Creo que su tiempo juntos ya terminó, y está bien. Tienes derecho a buscar y conocer a nuevas personas, al igual que él.

Trato de mantener la sonrisa en la cara y la cordialidad en la conversación, aunque me cuesta un poco de trabajo.

—Gracias, papá, sé que te preocupas por mí y eso, pero Xiao-Lang y yo estamos pasando por una etapa solamente. Sé que te agrada, y descuida, antes de que te des cuenta estará de vuelta aquí con nosotros, como debe ser.

No le doy oportunidad de replicar y vuelvo a salir de la casa, me parece que pregunta si tomé mis medicamentos y le confirmo que sí, aunque para ser sincera, no recuerdo.

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