El Fruto Del Amor

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Residencia Uchiha-Uzumaki, siete meses después...

-N-Naruto... Ayudame... por favor. Creo que... ¡Aaah!-. El grito de dolor por parte de su esposo alarmó tanto a Naruto como al normalmente silente y taciturno acompañante ocasional. Quien, a propósito, acababa de tomar el lugar de Itachi Uchiha luego de que este fuera llamado a la oficina del Hokage por Shikamaru Nara. El shinobi dos años mayor que el Séptimo y Sasuke, de cabellos cortos anaranjados algo desaliñados y ojos de un aun mas curioso tono casi terracota alzó la vista al escuchar el grito del Uchiha, afirmando que, si Naruto así lo deseaba, podía ir en busca de Karin y Sakura. Sin necesitar siquiera escuchar al rubio, tan solo con una mirada Juugo supo cuál era su deseo. Se inclinó pidiendo disculpas antes de retirarse hacia donde se encontraban las dos ninjas médico junto a la Quinta Hokage y Kakashi Hatake.

-Gracias... gracias, Juugo... -susurro apenas Sasuke mientras luchaba contra su cansancio y el dolor ya insoportable en su vientre. Sentía como si su hija estuviera pujando por salir. Como de algún modo lo habian anticipado tanto el Séptimo como el propio Uchiha, la primera en irrumpir de manera desesperada (aunque su asistencia había sido requerida) fue la mujer de cabellos lacios y largos y ojos rubíes con gafas apenas un tono mas oscuras. Tras ella ingresaron Sakura Haruno, quien de inmediato retuvo a Karin antes de que esta se abalance sobre un dolorido Sasuke y Kakashi. La pelirroja volteo hacia la mujer de ojos jades con dientes apretados, como exigiendo que la soltara. A lo que Naruto respondió que Haruno era plenamente consciente de su deseo de ayudar a Sasuke. El cual el sinceramente agradecia también. Sin embargo, además de ayuda, en ese instante su esposo necesitaba calma. Toda la que pudiera obtener. Itachi reingreso en la habitación en ese instante llevando en una bandeja té caliente para los presentes, así como un cuenco con agua y tres toallas limpias colgando de su brazo derecho. Hacía frío ya y creyó prudente preparar una infusión caliente. En cuanto a los demás elementos, Sakura le había pedido momentos antes que las alistara.

-Gracias, Uchiha-kun... -dijo amablemente Juugo -Perdona. Se que Sasuke es tu hermano, pero no puedo dirigirme de otro modo a un hombre alguna vez servidor de esta aldea... El nos ha mencionado en reiteradas ocasiones lo sucedido contigo y Konoha...

-¿Tu decidiste escapar de él, verdad? Tu Kekkei Genkai le es muy valioso a personas como el. No te disculpes. De todos modos, debo agradecerte que te hayas ocupado de Sasuke todo ese tiempo...-. Le extendio una taza de té, la cual el de cabellos anaranjados acepto, admitiendo que no estaba acostumbrado de todos modos a esas costumbres aun. Itachi asintió sonriendo para luego volver la mirada a Karin y Sakura, señalando que tenia entendido que la primera tenia la habilidad de sanar tan solo con que un herido mordiera su piel. Principalmente su brazo. Aunque no recordaba que Kushina Uzumaki (con quien guardaba un extraño parecido) poseyera esa habilidad.

-Pertenezco, o mis padres pertenecieron al Clan Uzumaki, igual que Nagato. Supongo que usted ha de saber eso...-. No dijo nada mas. Nadie lo hizo. Un nuevo y aun mas desgarrador grito por parte de Sasuke invadio la habitación. Sumido en la mas absoluta desesperación y mientras Sakura y Karin trabajaban por salvarlos a ambos, Naruto sostenia firmemente la mano trasplantada de su esposo mientras que Itachi hacía lo propio con su mano derecha. Ambos al mismo tiempo y gradualmente transfiriendo una porción de su Chakra. El primero, en su Modo de Control de Chakra; el segundo con su Mangekyou Sharingan desprendiendo un curioso brillo carmesí.

-¡Sasuke! -exclamaban ambos shinobi, ligeramente jadeantes. El menor parecía desvanecerse en la inconsciencia y recuperar la lucidez de un minuto a otro, incapaz de responder en modo alguno a las voces que lo llamaban. Lo único en su mente y sus sentidos era el dolor inmensurable del que era preso en ese momento.

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Renewed HopesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora