>< Cap. 1 ><

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El cielo se encontraba de un triste y deprimente color gris, esto se debía a aquellas nubes de lluvia, las cuales se han estado presentando desde hace unas semanas. Ante estas lluvias los pueblerinos crearon rumores, rumores que decían que las lluvias eran causadas por los dioses y que las gotas de lluvia eran las lágrimas de estos, esas lágrimas eran causa de una gran tristeza y es que uno de los jóvenes héroes de Karmaland había perdido parte de su movilidad; aunque estos eran sólo rumores creados por la gente y seguramente no eran ciertos ¿verdad?

Bueno, mientras la lluvia caía sobre todo karmaland un héroe se encontraba despierto, mirando por la ventana, perdiéndose en sus pensamientos deprimentes y negativos. Este héroe era Ruben, mejor conocido como Rubius. Desde que este perdió su capacidad de andar algo había cambiado en el y es que ya no tenía esa energía que tanto lo caracterizaba, esa energía había sido remplazada por una enorme depresión.
Ruben se encontraba en su cama y al lado de esta cama se encontraba una silla de ruedas, esta silla era la única manera de la que Rubius se podía mover por la casa, o al menos por algunas partes de ella, ya que por obvias razones no podía bajar por las escaleras. Como antes se había mencionado, el chico se encontraba mirando la ventana, sus ojos verdes miraban las gotas de lluvia sin ningún brillo en ellos, dejando mas que claro que el antiguo Ruben había desaparecido para siempre. El reloj marcaba las 3:30 de la madrugada, y el "Tik Tak" se escuchaba por toda la habitación, siendo acompañado por el ruido de las gotas chocar contra la ventana; creando que la habitación se vea aún más deprimente de lo normal.

Rubius: parece que el cielo comparte mi dolor....-mencionó aquel chico de ojos verdes como esmeralda, su voz salía entrecortada pues había un nudo en la garganta de Ruben, un nudo causado por tanto llorar--- aunque el cielo no merece estar triste, el cielo no debe entristecerse por mi culpa, ni siquiera el merece tener tanta tristeza--- dijo con tristeza, para luego soltar un suspiro; los ojos del joven seguían sin mostrar brillo alguno.

Ruben miro al lado de la cama, encontrándose con la silla de ruedas, miraba con desprecio aquella silla, pues esta sólo le recordaba lo mal que estaba.

Rubius: no sabes cuanto te odio....solamente sirves para recordarme lo inútil que soy ahora -dijo con desprecio hacia la silla- también odio que tener que llevarte a todos lados, odio que solo por que me ven encima de ti sienten lástima por mi -mencionó aún con enojo y desprecio, pues lo único que le causaba la silla era frustración, ya que recordaba lo inútil que era en esos momentos, o al menos eso pensaba el. Haci que para dejar de pensar en eso decidió dejar de mirar la silla y volver a observar por la ventana.

Las horas pasaron, volviéndose las 5:45 a.m. Ruben seguía despierto, mirando por la ventana, esta vez la lluvia había disminuido, esta vez solamente caía una que otra gota, haciendo que el ruido de las gotas chocar contra la ventana fuera casi imposible de presenciar.
En el tiempo que había pasado el chico de chamarra blanca había soltado pequeñas lágrimas y de vez en cuando insultos para el mismo que  salían de su boca, estas acciones eran causadas por toda la frustración y la tristeza que Ruben sentía al no poder caminar.
Seguramente si pudiera caminar el ya estaría despierto, alimentando a Coringa o simplemente dando vueltas por la casa. Pero ahora que el estaba en esas condiciones lo único que podía hacer era esperar a que Vegetta se levantará y lo ayudará con sus actividades diarias, pues el ni siquiera podía acercarse a la silla de ruedas y aunque pudiera hacerlo no sería capaz de bajar las escaleras. Más aparte no podría alimentar a Coringa, ya que todos sus animales habían sido separados de el; pues sus amigos creían que seria muy difícil para Vegetta cuidar de Rubius y de los animales, pues también creían que Rubius no podría cuidar a los animales en ese estado. Lo que sus amigos no sabían es que ante eso Ruben se sentía aún más inútil, ya que ni siquiera podía cuidar de sus animales. Otra cosa que lo hacía sentir inútil es que hubieran mandado a Vegetta para cuidarlo, aunque la verdad es que una parte de él apreciaba que sus amigos le hubieran mandado a un cuidador; el problema es que Vegetta era demaciado sobreprotector y que la mayoría de las veces no lo dejaba hacer nada por su cuenta, ni siquiera lo dejaba bañar a gusto.

Mientras Rubius seguía metido en sus pensamientos en el sofá de la sala de estar se encontraba aquel amante del marado y ahora cuidador del chico de ojos esmeralda. Este apenas se había levantado, algo extraño ya que casi siempre se levantaba más temprano.
El chico de pelo negro se levantó del sofá, se encontraba con una pijama puesta, esta era de un color morado y tenia una letra "V" de un color dorado en la parte de atrás; Vegetta subió las escaleras y a la habitación de Ruben, al llegar a esta miro atentamente a través de la puerta de cristal. Como Ruben estaba de espaldas a la puerta no se dio cuenta de que este estaba despierto.

Vegetta entró a la habitación tratando de no hacer ruido, pues pensaba que su amigo seguía dormido, al llegar enfrente de la cama miro al castaño teñido, dándose cuenta que esta estaba despierto, mirando la ventana atentamente.

Vegetta: Ruben, creí que seguías dormido -dijo sorpendido- no sabia que eras tan madrugador compañero -dijo, esta vez mostrando una sonrisa.

Rubius: em...si, me levante más temprano de lo normal -mintió, pues la verdad es que no había dormido para nada, pero prefería ahorrarse el resibir un regaño del mayor. Ruben miro a su cuidador, sus ojos otra vez no mostraban ningún tipo de brillo.

Vegetta: oh...entiendo -dijo el de pelo negro, mirando con algo de tristeza a el chico en frente de el; pues a pesar de que muchas veces Ruben lo miraba con esos ojos siempre le dolía verlos, ver que el brillo de aquellas esmeraldas había desaparecido, ver que el alma de su amigo había sido invadida por la tristeza y la depresión. Y todo por culpa de lo que la guerra había causado.

I Love You                                  &gt;&lt;(Rubegetta)&gt;&lt;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora