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Esto no trata acerca de Ruben, ni de mí, trata sobre ella. Y lo escribo aquí, porque no quiero que sepa que aún le sigo escribiendo; cuando se fue, y es feliz.

En realidad trata sobre todos los girasoles que nunca pude ofrecerle.

Un día sin esperar nada, dibujé en mi cuaderno su rostro, y tampoco sin esperar una buena respuesta, le envié el dibujo.
Ahí fue, cuando todo se dio.

Ella quedó encantada, y según, adoró el dibujo.

Me gustas.

Y ahí fue, cuando comenzó la confusión.

A mí también me gustas.




Parecía que los días pasaban tan rápido, porque siempre pretendía y trataba de hablar con ella. Terminé con mi ex, porque realmente quería a la dueña de todos mis girasoles.

Un día me atreví.


No sabes cuánto te amo.

Y le cayó como balde de agua fría.

Como ese maldita agua fría
que lo cambió todo.


Porque en realidad, ya estaba
saliendo de nuevo con él.

Ella no me quería
en realidad.





Y un día, así sin más

decidió no responderme.


¿Y ahora?

No vuelvas, Denisse,
no le molestes.

Y así fue, la dejé en paz.

Sólo que mi cabeza no dejaba de preguntar por ella.


Habían vuelto.

Oh, mierda, ¿en serio?

Comencé a maldecirme.
No fue la primera vez que sucedió, porque ya lo habíamos intentado varias veces. Y siempre ellos volvían.
Ya no quería saber de ambos, me sentía estúpida, me sentía tan imbécil.

¿Por que él sí y yo no?

Y nunca importó si yo me sentía mal.

Ella me dijo que sentía haberse equivocado, y no lo merecía.

Si no lo hubiese merecido, quizá no hubiera pasado.

Hace quince dibujos de ella, hace cincuenta escritos acerca de ella, hace ocho poemas, yo era feliz.

Esto no trata sobre mí. Lo escribo por los girasoles que nunca pude darle, las videollamadas que nunca se dieron, de doce girasoles marchitos, de los besos que jamás pudimos tener, de las caricias que nunca se dieron, de los abrazos que no sucedieron y de un te amo no correspondido.

Le conocí en 2016, su nombre era Ibeth, tenía cabello rizado, una voz tan dulce como su rostro.
Adoraba el color guinda, y le gustaba escribir poemas.


Hace un mes decidí hablarle llorando, le quería decir lo mucho que la extrañaba, y así fue, puesto que no salía con nadie.
De nuevo él, sólo que era una relación a escondidas.

Y otra vez me sentí idiota.

2018 cambió demasiado todo el rumbo de mi sentir.
Sólo le escribo para que mis emociones no queden flotando en algún lugar, y estoy cansada de seguir pensándole.

Todos me odiaron por quererla,
y está bien. Pero, yo me odio aún
más.
Mis sueños me siguen insistiendo, y sólo es la única forma en la que puedo verla, tocarla y abrazarla.

La sigo extrañando.

Pero está bien

un día todo

dejará de doler.

Sólo quisiera que me correspondiera
ese te amo, al menos un día, sin nada más que hacer, sólo corresponderme.

Someday; rdg [EDITÁNDOSE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora