"Fue un beso eterno, que duró a penas unos segundos."

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Axel caminaba entusiasmado a encontrarse con Joyce, pero había algo que le daba mala espina. Algo lo inquietaba, y no sabía lo que era.
Poco antes de llegar al parque, una mano tomó el brazo de Axel, tirando de él hacia atrás. Un golpe se conectó con su mandíbula, y otro enseguida con su abdomen, haciendo que cayera sobre sus rodillas. El chico que lo había golpeado comenzó a buscar cualquier cosa de valor que quitarle, y al no encontrar nada, pateó el costado derecho de Axel, tirándolo al suelo. No podía defenderse, aquel loco chico lo había tomado por sorpresa, y él estaba demasiado mareado para reaccionar. Recostado en el suelo, Axel se colocó en posición fetal, intentando que los golpes no le afectaran tanto. El loco chico que intentó asaltarlo, se agachó, y lo tomó por el cabello. Estaba a punto de golpearlo una vez más, cuando una fuerte patada conectó con su cabeza, haciendo que cayera al suelo. Además del movimiento que hacía al respirar, el chico no se movió ni un centímetro.

-Vamos. -Joyce ayudó a Axel a ponerse de pie- Debemos apresurarnos.
-¿Lo conoces?. -Preguntó él, caminando con dificultad a donde sea que Joyce lo estuviese llevando-
-No, pero es mejor no conocerlo. -Ella rió, tratando de aligerar el momento-
-¿A dónde se supone que vamos?.
-Al último lugar al que pensé que podría llevarte.

Minutos después, ambos estaban parados fuera de una descuidada casa.

-¿Tu hogar?.
-Esto no es un hogar. -Dijo ella con una expresión de asco en su cara- Escucha, sólo entraré ahí, sacaré un botiquín y buscaremos un lugar en donde curar esas heridas. Quédate aquí.

Entrando a aquella casa, Joyce se apresuró a buscar el botiquín. Aunque no quisiera admitirlo, sentía pena por haber llevado a Axel a ese lugar. Entrando al baño, buscó dentro del compartimiento que estaba justo bajo el lavabo.

-Demonios. -Susurró-

El botiquín no estaba ahí, y no quería despertar a ninguno de sus padres porque sólo dios sabe como responderían. Antes de salir, se escabulló dentro de la habitación de sus padres. Con cautela, caminó dentro de la habitación, se acercó a una pequeña mesa que ahí se encontraba, y rebuscando entre las cosas que estaban ahí, sacó las llaves de la motocicleta de su padre. Él la mataría si se enterara, pero ella necesitaba hacerlo. Regresando a afuera, vio a Axel esforzándose por mantenerse de pie, y sintió algo que nunca había sentido. Preocupación. Ella realmente estaba preocupada por él.

-Tendremos que ir a otro lugar. -Avisó ella- El maldito botiquín no está.
-¿A dónde sugieres?. -Preguntó él intentando no esforzarse suficiente-
-Tu casa.

Abrió la puerta de la cochera, dejando al descubierto la motocicleta. Joyce aún no se explicaba como ese pedazo de metal podía estar mejor cuidada que su propia casa, era algo frustrante.

-Sube. -Ordenó-
-¿Sabes conducir eso?. -Él preguntó dudoso-
-Si, no hay de que preocuparse.

Joyce se sentó sobre la moto, y Axel justo después de ella. Tomando aire, encendió el aparato, y casi al instante lo puso en marcha. Si tenía suerte, su padre no se enteraría de que había tomado la motocicleta.

-¿Hacia dónde?. -Preguntó Joyce a Axel-

Después de muchas indicaciones y vueltas, ellos por fin habían llegado. Axel le indicó a la chica que dejara la motocicleta en la parte trasera de la casa, pues ahí estaría más segura. Después de hacerlo, Joyce entró a la casa, sin prestar atención a su alrededor. Cuando entró lo primero y único que vio, fue a Axel sobre el sofá más grande, recostado y con un gesto de dolor en su rostro.

-El botiquín está en el baño, bajo el lavabo.

Axel se esforzó para decir, apuntando a la dirección en la que se encontraba el baño.

Al llegar la media noche.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora