dos.

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I feel like I'm the worst, so I always act like I'm the best.

Él entró a la discoteca, The Black Widow, mientra la música electrónica sonaba a todo volumen por los altavoces. Las luces verdes, azules y rojas rocorrían como una ráfaga de neón la sala, mientras los jóvenes borrachos allí dentro bailaban muy juntos.

Y la vio, a ella, bailando en la pista muy pegada a un chico que tenía pinta de ser el típico niño rico en busca de aventura, que quizás era como ella lo veía a él.

Él se acercó a ella, por su espalda, y la agarró de las caderas, pegándola por completo a él.

-Es mía, amigo -le gritó él sobre la música al otro chico.

-De acuerdo, colega -dijo él, perdiéndose entre la multitud.

Ella se dio la vuelta, enfurecida, y le dio un golpe en el pecho.

-¡Ese chico era un negocio seguro! -le gritó ella.

-Bien, lo siento, pero yo también lo soy -dijo, acercándola mucho a él y besando suavemente el lunar en su cuello.

Ella sorprendida, echó el cuello hacia atrás, mientras pasaba las manos por el cabello corto y dorado del chico.

-Dame una noche -dijo él entre beso y beso-, y te demostraré que debes dejar de venderte.

-Por favor -susurró ella, sin aliento-, ¿acaso puedes pagarme?

-No querrás que te pague -susurró él-. Dame una noche, por favor.

-No -dijo ella, separándose bruscamente-. No, no puedo. -susurró, con su pecho agitado.

Apartó su largo cabello azabache de su rostro, dejando a la vista sus ojos verdes, con las pupilas dilatadas y brillando.

-¿Por qué? -dijo él, con su respiración acelerada.

-Porque no quiero sentimientos, sabes mi trabajo.

Él esbozó una media sonrisa y, acercándola por las caderas, apartó el pelo de su oreja.

-Nada de sentimientos, pero dame una noche -susurró con los labios contra su oreja-. Por favor.

Ella pasó sus fríos dedos por el hueso de su mandíbula, luego por su mejilla, para terminar en sus labios. Se acercó aún más a él y lo besó, mientras ella saboreaba el vodka en sus labios y él el tabaco mezclado con la menta.

-Una noche. Hazme cambiar de idea, hazme creer que puedes concederme el mundo, hazme sentir viva -dijo ella, y entonces, presionó sus labios carmesíes contra el cuello de la camisa de él; la primera marca de muchas.

Red Lipstick.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora