Cada amanecer mimetizaba al anterior, desbordante de alegría, el Sol mostraba sus sonrientes rayos calentado la atmósfera, rostros de todo tipo en cantidades abundantes, "resta pesar de mi corazón ver tanto jubilo" pensaba el chico.
Como una máquina programada para realizar los mismos pasos una y otra vez, David se dirigía al colegio como si fuera un cazador que sigue el rastro de su presa, aunque en este caso, él mismo sería su objetivo. Cronos había dejado caer poca arena de su infinito reloj, y a pesar de ello, ya no resultaba un extranjero entre los reos que en estos momentos se limitaban a ignorarlo, era otro más del rebaño, el chico arroja un suspiro de alegría, se relaja en su vieja silla de madera y nota que ella no está, su lugar vacío, la cortina a su lado ondeaba con el viento que corría por la ventana, se veía solitario, abandonado, daba la impresión que su inquilina llevaba años sin presentarse.
Mañana estará de nuevo aquí, se dijo restándole importancia al asunto.
- Hola David- le saludaban con una palmadita en la espalda.
- Hola Mike – saludaba de vuelta ojeando un libro, matemáticas mentaba- ¿qué tal estás?, hoy hace un buen día, ¿no crees?
Su contraparte enmudece, - mi impresión era errónea –se acaricia el mentón sorprendido- eres engañoso, esas palabras no las esperaba de ti, tu porte no concuerda nada con la forma de ser que me muestras, muy reservado, callado, meditabundo, un ser incapaz de mostrar sus sentimientos, todo eso veo que no eran más que especulaciones mías.
- Al parecer eres muy observador... casi como un águila, muy perspicaz juzgando el carácter de otros – guarda un silencio breve – lástima que hayas fallado al juzgarme a mí.
- Ciertamente querido compañero, por cierto –pensativo mira el libro que ojea su amigo- que me dices de la profesora de mates.
- ¿La profesora? – recolecta algunas ideas- sus clases son aburridas como todas las demás, mas debo aceptar y reconocer su destreza en lo que imparte.
- No hablo de eso – ríe – ya sabes – baja la escala de su voz- no me digas que no te has fijado en sus caderas o en la forma en que algunas oportunidades se marca su lencería por sobre los pantalones...
- No realmente, nunca me fijé en lo que mencionas – le interrumpe pasmado – tus preguntas son esclarecedoras, en primera instancia al ver tu entusiasmo por las clases de dicha materia imaginé un gran amor por los números y las constantes, en este momento comprendo lo iluso que fui, si, una gran pasión tienes, pero por la función que conveniente en sucesos como esta se llama seno.
Su conversación se ve interrumpida por la llegada de la susodicha, todos callan de inmediato, reina la paz, incluso el ruido que provoca el aire que se deslizaba y provocaba el vaivén de las cortinas se detuvo como muestra de respeto por la instructora, esta mujer infinitamente atractiva a ojos de Marcos no provocaría ni la más mínima perturbación en David, en quien ya afloraba en su interior una semilla llamada Mara, crecía rociada con gotas de esa voz tierna, que no obtiene energía para crecer del Sol sino del tenue resplandor de la Luna que había aquella noche, su primer encuentro.
Transcurrieron tres días, su presencia nula, todo se mantenía apacible, excepto el chico quien como un manojo de nervios temblaba en su interior, siquiera su amiga, que había plantado cara al nervioso chico, parecía preocupada en lo más mínimo. Entre cada cambio de celda e instructor, su preocupación aumentaba, ¿enferma, problemas familiares, alguna herida, algún impedimento, se quedó dormida?, muchas cosas balbuceaba para sí, certeza solo había una, su desaparición, cuestionarse no esclarecería nada. Josh percatándose de la situación se sienta a su lado.
- Buen día –estruja su materia gris- David... ¿verdad? No estuve para advertirte del peligro hace ya unos días, pero ya estoy aquí para ponerte al tanto de algo que al parecer roba tu sueño en las noches, te preocupa su ausencia – le da una leve ojeada al asiento desocupado- sucede mucho, en las primeras ocurrencias saltaron muchas voces preocupadas, con el tiempo fueron apaciguándose y se volvió casi una rutina –suspira- ella solo aparece en los días de exámenes –pone su mano sobre el hombro de David- sus notas son perfectas, tal vez esa sea la base por la cual no es expulsada, - se encoje de hombros – nadie sabe la causa de su vaga permanencia, ninguno de nosotros tiene explicación, deberías probar suerte con los profesores, ellos se lo callan, esperemos que puedas descifrar el misterio.
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Just Stay
RomanceUna pequeña historia del encuentro de dos personas que quizás nunca debieron conocerse.