Capítulo 20.

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¡ADVERTENCIA!

El siguiente capítulo tiene contenido +18, para todas las personas sensibles y que no quieran leer, avisaré con lo siguiente (*****)

Agradecería la discreción y una que otra crítica constructiva, refrescaré que no soy muy buena con ciertas escenas. 

~Circus Monster

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Mírate en el claro manantial, observa cómo eres, cuan perfecta puede ser la creación del ser que muchos llaman todo poderoso. Ahora, tira la primera piedra y comprenderás lo que realmente eres.

Narrador: Zhou

Son las 2 de la mañana, aún no puedo dormir, tampoco es que quiera hacerlo, pero sé que debo. Salí un rato con mi equipo 3D a dar una vuelta por el lugar, debía aclarar mi mente y no lo iba a lograr si me quedaba en el ambiente tan deplorable que relucía mi cuarto; por lo menos hasta la mañana, en donde me obligaría a arreglarlo todo.

Aferraba los ganchos en los árboles cercanos, pues me había alejado un poco del pueblo, me dirigía a un lagucho en donde me gustaba limpiar mis pecados, la luna hoy estaba reluciente y para mi mayor gusto, no estaba venteando, una noche perfecta, podría decirse.

Me quité el equipo y proseguí con mi uniforme, el cual tenía una que otra mancha de mi sangre, cuando me encontraba completamente desnuda una pequeña ráfaga de viento hizo que mi piel se erizara. Me dirigí al lago para sentir el clima del agua, pero un impulso hizo que eso me importase poco y simplemente me introduje hasta mi cintura.

El agua estaba perfecta, así que avancé hasta que el agua tocara el inicio de mis pechos, y por primera vez en esa noche, dejé que mis sentimientos se calmaran un poco.

Miré hacia abajo y la luz de la luna, y la claridad del agua me permitieron ver unos cuantos peces que se alborotaron con mi presencia, podía ver mi silueta, y cómo las pequeñas gotas que salían de mis ojos la distorsionaban un poco.

Seguí así por un buen rato, sollozando mientras la naturaleza se apiadaba de mi por una vez en mi vida, pero sentí un escalofrío en mi espalda. Alguien me observaba.

Giré rápidamente y me encontré con la silueta de un hombre, que poco a poco se acercaba a mi, no creí que entraría al lago, pero lo hizo. No podía distinguir su rostro, no hasta que ya se encontraba a unos centímetros de mi.

- ¿Qué haces aquí?- Usé mi quebrada voz para dirigirme hacia él.

- Pequeña idiota, ¿Por qué no estaría aquí? Tu habitación está al lado de la mía, y haz dejado un agujero bastante notable en mi pared...- Se quejó, su voz estaba ronca, como si hubiese acabado de despertar.

- Perdóname, en serio- Bajé la mirada y me encontré con su torso desnudo, centré mi vista ahí sin importar que él lo notara.- Es solo que no me sentía bien, por eso estoy aquí.

-Sí, lo sé, siempre vienes aquí cuando quieres pensar- Respondió, sorprendiéndome por lo dicho.

- ¿Cómo?

- Cualquiera se daría cuenta si te mira por un tiempo- Se acercó un podo más a mi y llevó su mano hasta mi rostro, para acomodar un cabello que quería dar acto de presencia.

- Tú me observas...- Seguí el movimiento de su mano, que ahora se había convertido en caricia.

- Todos los días de mi vida si es necesario.

No Te Dejaré Ir. [Levi] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora