Epílogo

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Salomon Calle Garzon solo tan solo tenía dos años y medio cuando comenzaron a notar en él algo un tanto inusual. En sí el niño era un encanto para los ojos de cualquiera, sus ojos avellana idénticos a los de su madre, su cabello marron en este momento peinado cuidadosamente hacia un lado, como su caminar era pausado y un tanto torpe considerando su edad mientras jugaba con un auto de juguete en el patio de la casa de sus abuelos.

-¡Salo, ya está la comida amor!- Martha salía de la casa con un delantal amarrado por la cintura, sonriendo al ver que su nieto corría en dirección contraria -¿A dónde vas?

-¿Qué sucede?

Unos segundos después salía Mafe sonriendo ampliamente al ver al pequeño reír en un intento de huida, que termino inconclusa cuando presencio las barreras que lo alejaban del sembradío de maíz. En ese momento los señores Calle y Garzon salían cargando las mesas viendo el día perfecto para ello, Valeria los acompañaba con unos refrescos un poco por detrás, su esposa que parecía traer un bronceado por sus recientes vacaciones en Cancún, le hacía mimos a la bebe que cargaba.

Exacto, Calle y Poche no eran las únicas en querer expandir su familia, Louisa Sandoval Villa tenía tan solo seis meses, ojos negros con largas pestañas y su tez era una perfecta replica de la de su madre Laura. Juan Pablo con un aspecto más maduro por su corte de cabello, pasó con las canastas de comida acompañado por Pau que en este caso devoraba una hamburguesa sin preocupación. Sebas traía en brazos algunos regalos, para el niño y la bebe que ya le había tocado conocer dejándolos bajo la mesa para sentarse junto a Quinn quien se había convertido en una amiga bastante cercana para él, ni siquiera me pregunten porque nadie sabe con exactitud qué tipo de relación tienen estos dos.

Hanna y Johann seguían prácticamente iguales, la primera siendo estudiante de medicina y el segundo estudiando negocios internacionales, tomados de la mano hablaban amenamente. Valentina no podía faltar que salía con lentes de sol y su teléfono en la mano, era increíble cuanto se había incrementado su fama por varias películas de comedia en esos dos años, bajo sus lentes para ver a su hermoso sobrino acorralado por su madre contra las rejas de madera.

Las ultimas en salir y no me pregunten porque, fueron Calle y Poche que lejos de haberse vuelto la típica pareja de casados eran pura pasión, ternura y alegría... al menos la mayor parte del tiempo.

-¿Qué pasa hijo, quieres seguir jugando? - pregunto la castaña al lado de su suegra ambas alejadas al menos cuatro pasos del niño -Prometo que después de comer, jugaras otro buen rato ¿sí?

-Mamá- se quejó el castaño inflando su labio inferior.

-Sera rápido, corazón- insistió la señora Calle que se derretía por la ternura de su nieto, aun así solo había desayunado y ya pasaban de las tres de la tarde -te sentaras conmigo ¿verdad?.

Sin prestar atención el pequeño castaño desvió su mirada hacia su única alternativa de salida, cierta pelinegra con camisa blanca y pantalones cortos.

-¿Mami?

-Oh no, no te salvaras con mami Poche esta vez pequeño rufián- hablo con gracia Martha que sabía los planes del infante -vendrás a comer y después podrás jugar.

Se acercó al niño, pero en ese segundo la boca del mismo se curvo un poco hacia un lado, en una mueca que cualquiera podría descifrar como traviesa. Fue por ese minúsculo instante que el héroe pudo ver algo más en esos expectantes ojos verdes, una chispa... algo conocido y a la vez nuevo. Captando como soltaba su coche de juguete retrocediendo dándoles la espalda para poner su pequeña mano en la barrera de madera que lo separaba del campo de maíz.

La pelinegra pudo escuchar perfectamente el crujir del material como su infante lo empujaba sin esfuerzo alguno, en el segundo en que los espectadores procesaban lo visto el castaño saltaba con demasiado impulso hacia el sembradío. Rápidamente la morena reaccionó para atraparlo en el aire, una caída de cuatro metros no le vendría bien a cualquiera... pero claramente Salomon a partir de ese instante, ya no era como cualquiera. En el pequeño trayecto de regreso, nadie decía nada, de fondo solo se escuchaban los pequeños balbuceos de Louisa.

SUPERMAN ll CACHÉ G!P llDonde viven las historias. Descúbrelo ahora