Capítulo 4

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nuevo capitulo y intentare ser mas activo en esta pagina que es uno de mis proyectos personales y no quisiera dejarlo tirado, por cierto, en facebook tengo una pagina de arte donde publico de ves en cuando dibujos mios, por si quieren buscarla se llama "Rotceh world art" sin mas a la historia

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Lazos Rotos

mis amigos primos y yo corrimos hacia el pueblo y veía como nos protegían mis padres aunque veo que un fakiri se acerca a mi mama por atrás

Héctor: mama!!

por instinto sostuve mi nueva arma apunte y dispare a la cabeza del fakiri, me caí hacia atrás por el retroceso, me ayudaron a levantarme y seguimos corriendo hasta que veo que a mis padres los acorralan varios fakiri, intento ir pero mis padres me detienen

papá: Héctor no vengas, debes proteger a los demás, recuerda lo que te enseñe, los fuertes se protegen a sí mismos pero los más fuertes protegen a los demás

mama: tranquilo hijo luego nos veremos

Héctor: mamá... papá... -soltando un lágrima y en voz baja-

Rotceh: no hay tiempo, tenemos que irnos o nos capturaran

Secándome los ojos dije a mis amigos y primos

Héctor: vámonos ya!! -corriendo hacia el bosque en dirección del pueblo-

Corrimos y atravesando el bosque mis amigos y yo íbamos juntos, me pase a la retaguardia por si nos perseguían

Soldado: vamos tras ellos mi general?

General: vayan y tráiganlos vivos o muertos

Soldado: rápido tras esos niños!!

Tres soldados nos siguieron y nos alcanzaron rápido

Rotceh: se acercan, tres guerreros

Héctor: entendido -a sus amigos y primos- sigan recto, yo los distraeré

Primo: pero Héctor...

Héctor: nada de peros, corran ya!!

Corrieron y yo me aferre a mi nueva arma temeroso de pelear

Rotceh: no tengas miedo, esta arma es una extensión de nuestra aura, confía en tu arma y úsala

Hice lo que Rotceh me dijo y confié en mi arma, deje el miedo por mis enemigos y sentí el miedo por lo que podía suceder a mis amigos y primos si dejaba que siguieran, agarro mi arma y disparó, solo oigo como un algo cae al suelo, mi pelaje se torna blanco, mis manos y patas se hicieron negras al igual que la punta de mi cola y orejas y mis ojos se tornaron grises

Héctor: pero, que me pasa?

Rotceh: te presto mi aura y mi apariencia para usar el arma a la perfección, solo confía...

De repente veo llegar a dos soldados en vez de tres

Soldado: mira que tenemos aquí, un valiente, ahora pagaras por matar a nuestro colega

Héctor: vengan

Sacaron sus armas y yo me aferre la mía, dispuesto a matarlos, una espada y un hacha, armas básicas, el de la espada se me fue encima, en reacción mi cuerpo lo esquivo a la vez que con el filo le rasgue parte de brazo

Soldado: pero que...

Héctor: hora del final...

En un abrir y cerrar de ojos decapite al soldado, el otro soldado intentó retirarse pero agarre mi arma y apunte a su cabeza y de un disparo murió, mi pelaje regreso a la normalidad y caí un poco cansado

Héctor: que me paso?

Rotceh: cuando se ocupa la energía de otro como tu la ocupaste, la mía, el cuerpo se cansa y debilita

Héctor: valla, no fue mucho

Rotceh: por que tenemos casi el mismo nivel de poder los dos, por eso el cansancio fue bajo, pero con un poder más grande te hubieras desmayado

Héctor: entiendo, cuando ocupe tu poder tendré cuidado al terminarlo

Rotceh: posiblemente con el tiempo te adecues a mi poder y ya no sientas cansancio

Héctor: entendido, vamos con los demás, debemos avisar a la ciudad

Corrí en dirección a la ciudad con mi arma en manos y al llegar avisamos a los pobladores sobre el ataque a la forja volcánica y los mayores decidieron evacuar a todos los jóvenes y niños del pueblo, que los adultos entrenados irían a sacar a los fakiri de la forja, intente ir con ellos para recuperar a mis padres, pero se negaron y me mandaron con los demás, por que no había entrenado con mi arma, me dieron una funda para mi arma y a los jóvenes y niños y gente no guerrera nos llevaron a la ciudad principal, los niños y jóvenes que sus padres se quedaron en el pueblo fueron llevados a un albergue y las familias fueron enviadas a hogares temporales, la primera noche que llegué al albergue me escape, ya que no podía estar tranquilo sabiendo que mis padres están prisioneros, o peor aún, muertos, me apure a ir a mi pueblo natal, aunque sea a pie, pero llegaría

Rotceh: sabes que esto es mala idea?

Héctor: no me importa, necesito llegar y ayudar contra los fakiri

Rotceh: espero que sepas lo que haces

Héctor: lo se, y espero lograrlo

Camine por toda la noche y todo el día, descansando cada que podía, casi al anochecer llegaba a mi pueblo pero casi llegando vi algo que no debí haber visto, solo vi los cadáveres de todos los adultos que se quedaron en la entrada y en la plaza crucificados y en el centro, los cadáveres de mis padres, al verlo me congele para enseguida caer de rodillas, llorando, por la pérdida de mi familia, de las personas que amaba, oí a unos soldados acercándose, mi rabia y dolor hizo que quisiera abalanzarme sobre ellos, ahí fue cuando oí una voz que me llamaba

Rotceh: Héctor, no te dejes llevar por la ira, si de verdad quieres vengar a tus padres a quien debes matar es a su general, el es el que ordenó esto, atacarlos solo hará que termines igual

Rápidamente y con la furia aun en mi me fui a esconder a una casa destruida

Soldado: el general es asombroso, lo malo fue que se nos escaparon esos niños, avisaron al pueblo del ataque, me hubiera gustado más blancos para probar mis nuevas armas

Al escuchar eso mi sangre erbio y casi sacando mi arma otra voz me para en seco, con un agarrón del hombro

Sacerdote: Héctor, no lo hagas, sígueme

Aun con esa furia fui a donde el sabio me conducía a unos túneles subterráneos

Sacerdote: que bien que estás a salvo, tengo algo que contarte, pero sígueme aquí no es el lugar

Continuará...

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