NO LO LEAS

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Los canticos en latín se hacían casi ensordecedores mientras el pobre muchacho veía a su alrededor sin encontrar su origen:

¨profundis terrae

cantare virgines pulchrae

Laudate patrem de tenebris

et in umbra mortis sunt amissa

Laudate filium terrae¨

Estas eran pocas de las palabras que podría definir entre las muchas conversaciones que lo rodeaban, lo que en su mente más insistía era el tercer verso: Laudate patrem de tenebris.

Sin darse cuenta ya lo estaba repitiendo, una y otra vez.

Dejo de leer la historia que se había dispuesto, ya que el verdadero terror ahora se encuentra en el lector.

HISTORIAS FUGACESWhere stories live. Discover now