Nací en un imperio llamado Vamdaker en un lindo orfanato en donde aceptaban a niños sin un nombre o procedencia, un lugar brillante donde amaban a todos los niños por igual.
En este lugar estaba la madre Anna quien cuidaba de mi y de los demás niños, llegue con la edad de 6 años, y ayudaba a las monjas a cuidar a todos los niños más chicos que yo.
-Solten no corras - me decía con cariño pero severa la madre Anna
-Pero madre Anna ya termine todos mis deberes - decía yo con impaciencia quería observar a los caballeros quería ser una de ellos con brillantes armaduras que cubrían sus cuerpos valientes sin duda alguna.
-Si ese es el caso adelante ve - decía la madre Anna entre suspiros calmados.
Esos eran mis bellos días en el orfanato. Me levantaba temprano desayunaba, ayudaba a los niños, arreglaba todos los juguetes y limpiaba los cuartos. Así transcurrieron los siguientes 3 años sin ningún problema.
Hasta ese día, cuando llegó un carruaje tirado por bellos caballos blancos y de ahí salio un hombre de rostro rígido mirado a su alrededor a los niños que jugaban en el jardín de la entrada del orfanato, inmediatamente los demás chicos, se escondieron en mi vestido hecho de tela vieja y gris. Con miedo y curiosidad que asomaban sus pequeños ojos.
Algunos dejaron lo que estaban haciendo para dirigirse rápidamente al edificio de madera que estaba detrás de mi.
Aquél hombre que había caminado directamente a la puerta toco, la hermana Anna abrió la puerta con sorpresa e inmediatamente hizo una reverencia al hombre.
-Buenos tardes Duque, adelante que es lo que lo trae por aquí- dijo la hermana Anna con curiosidad, dejando pasar al hombre que era tan alto como hermoso.
El entro y después sus escoltas, inmediatamente se cerró la puerta detrás de ellos, yo me fui a mirar por la ventana intentando escuchar lo que hablaba aquel hombre con las hermanas pero no logré escucharlo con claridad.
Sólo mencionaron que venían por algunos de los niños para entrenarlos, de cierto modo me emocioné pensando que eran caballeros, claro tenía la esperanza de ser adoptada, tener una buena familia, ser feliz, pero más que nada quería ser caballero, por su puesto no venían con la intención de adoptar niños y convertirlos en caballeros, de eso me enteré después.
Varios niños fueron a la entrevista, por supuesto todos jóvenes de alrededor de 7 a 8 años, pocas niñas estuvieron en esa situación, yo fui una de las afortunadas, que cumplía con las expectativas de ser la hija pérdida de un Duque, la hija de una familia influyente.
Con largos cabellos platinados, algo que raro en una niña tan pequeña, pero tan curiosa, entonces el Duque me dijo.
-Tienes esa mirada, la mirada de aquellos que han perdido todo y no tiene nada. He venido a darte un propósito uno que tal vez no te agrade, uno que tal vez no te guste, pero te servirá por que también eres ambiciosa. -
Aquellas palabras despertaron algo en mí ese día, porque no eran simples palabras, porque aquel hombre me miraba con una cara fría que a veces desaparecía para dar paso a una ligera sonrisa en la comisura de su labio derecho por supuesto era demasiado joven para entender aquellas palabras y hasta ahora me las recordaba, cada momento.
Cuando terminaron las entrevistas él nos llevo cinco hombres y dos mujeres todos con rasgos nobles.
Ese día antes de que nos fuéramos la madre Ana me miró y dijo.
Mi querida niña ten paciencia vendrán días mejores, días pacíficos, trata de comer bien, seguir indicaciones y no luchar con aquellos que también van contigo recuerda son una familia a partir de ahora no los abandones, no los dejes solos y cuida de ellos por favor. -
Después de eso se volvió a el orfanato y no miro hacia atrás ni una sola vez me sentí sola, desesperada pero emocionada un nuevo camino por recorrer me decía a mí misma pero tenía miedo por supuesto una pequeña joven de 9 años con miedo.
Después de recorrer un largo camino llegamos a una casa abandonada pero tampoco estaba en las mejores condiciones nos bajaron y nos hicieron formarnos en una fila escuchar con atención nos dijo uno de los hombres de acompañaba al duque.
Por supuesto el duque ya había entrado a la casa.
-A partir de ahora no son nadie hasta que se les dé un nombre no importa como no desobedezcan , eso los mantendrá con vida y recuerden bien sean ordenados, prudentes y pacientes eso le salvará la vida. -
De ahí nos dirigimos a las habitaciones que nos han brindado a cada uno.
-Como verán estos seran sus habitaciones a partir de ahora descansen que mañana empieza el entrenamiento. - fue lo último que recuerdo de ese día.
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Una doncella
Fiksi UmumSolo tenemos una cosa segura en en el mundo y aquella es la muerte, es el simple paso más anhelado del ser humano. Si quieres saber más de aquellos ojos que me cautivaron por completo, que aunque se es veneno tiene un dulce sabor a miel. Dejemos c...