Capítulo 4.- Un suceso inesperado.

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Al salir del colegio y despedirme de mi mejor amiga iba por la calle totalmente distraída pensando en cada detalle de lo que había sucedido, trataba de encontrar alguna respuesta del porque Joris se comportaba tan mal conmigo, y de pronto sin darme cuenta me encontraba muy por debajo de la vereda en una de las largas y solitarias calles de Inglaterra.  Una hermosa moto Yamaha que iba a 140 kilómetros por hora terminó por arollarme justo en la avenida principal dejándome totalmente inconsciente.

Al abrir los ojos, todavía en el trance comencé a mirar por todos lados, qué me había pasado, ese cuarto tan frió y con mucha maquinaria seguramente era el de un hospital, estaba totalmente desorientada, lo último que recordaba era una linda motocicleta a toda velocidad.

-Por fin despiertas.- Menciona una hermosa mujer de cabello negro con un atuendo blanco deslumbrante.

Apenas lograba comprender donde me encontraba y que había pasado cuando un hombre de traje negro y con la mirada más fría que un  frigrorífico comenzó a interrogarme.

-¿Cuál es tu nombre?.- Interpela él hombre con frialdad 

-Janelle Helies.- Respondo aún desconcertada.

-¿Qué pasó? Me duele mucho mi cabeza.- Pregunto a la hermosa mujer de blanco. 

-Tuviste un accidente y al parecer sólo fueron unos golpes con gravedad mínima, aunque tendrás que estar en reposo por lo menos una semana.- Argumenta ella, quien ahora sé que es una enfermera.

-Bueno señorita requiero de un número teléfononico de alguno de sus padres o tutores, necesito que rinda su delcaración y si va a poner cargos en contra del propietario de la motocicleta, claro que para eso necesito la presencia de sus padres.- expone el hombre con la misma mirada fría.

****

Después de tomarme los datos correspondientes la hermosa enfermera y el hombre impasible salieron de la habitación. 

Los hospitales siempre me habían dado mucho escalofrió, sin duda los odiaba, las veces que llegaba a acudir a uno era para visitar a familiares o amigos que se encontraban ahí, pero yo, yo nunca me había encontrado en esa situación; la cama donde estaba recostada era demasiado incomoda, el cuarto era muy frió y daba miedo, y  eso sin contar lo que me tenía tan distraída y a consecuencia de ello me encontraba en ese lugar, muy lastimada y sola, seguramente mi mamá iba a tardar horas en llegar, ya que trabajaba al sur de la ciudad, mi hermano estaba de viaje y mi papá sin duda no iba acudir, al encontrarme en esa circunstancia fue inevitable comenzar a sollozar, eran demasiadas cosas en un sólo día.

-Lo siento, ¿puedo pasar?.- murmura  un muchacho muy guapo de cabello café oscuro, de tes muy blanca, con una nariz muy afilada y unos labios muy bien delineados de color rosado. Cada facción de su rostro estaba muy bien perfilada.

-Claro, pasa.- respondo un poco apenada y rápidamente limpio de mi cara las lágrimas que recorrían mis ojos aunque seguro ese chico tan atractivo se había equivocado de habitación.

-Lo siento mucho...

-Creo que te equivocaste de habitación.- lo interrumpo.

-No, tú eres la chica a la que arroye y quiero pedirte un disculpa por hacerte esto y dejarte así.- pronuncian esos labios tan sexys.

-Oh, no te preocupes yo iba distraída.- le aseguro tímidamente perdiéndome en sus hermosos ojos cafés que hacían juego con su cabello. 

-Disculpa, creo que debí presentarme. Soy Jeff, me apena que nos hayamos conocido en esta situación tan desagradable, y mira entenderé si quieres levantar cargos en mi contra.- habla Jeff totalmente afligido, esta vez sin mirarme a la cara. 

-No lo haré, no te preocupes puedes estar tranquilo.- esbozo con una sonrisa y él me responde de la misma manera. -Este chico si que es lindo, pienso para mis adentros y sonrío tontamente. Nos la pasamos casi el resto de la tarde hablando y juro que se me olvido Joris y todo lo acontecido en la mañana. 

***

Mi madre llegó al hospital justo al anochecer, y al entrar a la habitación Jeff aun seguía conmigo. 

-Buenas noches.- Saluda a mi mamá el muchacho que se encuentra en la habitación a solas con su hija. -Creo que necesitan hablar, cualquier cosa estaré en la sala de espera, adiós hermosa..- exclama el chico de hermosos ojos cafés despidiendose de mí al mismo tiempo que sale de la habitación, dejándome totalmente sonrojada. Mi madre se limito hablar y sólo me dirigía miradas reprobatorias y a la vez desconcertadas. 

-Mi niña, mira nada más como te dejaron.- Recita mi madre preocupada al mismo tiempo que me da un abrazo que casi me deja sin aire.

-Estoy bien mamá no es para tanto y ejem, no levantare cargos en contra de Jeff.- Murmuro sin dirigirle la mirada a mi madre, seguro se negará rotundamente.

-No Janelle. ¡Estás loca! Este loco casi te mata, tiene que estar tras las rejas.- Exclama mi madre, muy alterada. 

Mi madre era una persona muy divertida y comprensiva, alta de cabello largo igual que el mío aunque el de ella era rubio y tenia unos enormes ojos marrones, a pesar de ser mi mamá no teníamos mucho parecido, sin en cambio yo era idéntica a mi padre.

-Hija...- Insiste mi madre pero la interrumpo.

-Mami yo iba distraída, fue mi culpa, no podría vivir con ese remordimiento, además, ya lo viste, es lindo ¿cierto?.- expongo y mamá asienté rendida. Ella sabia que cuando yo tomaba una decisión era muy difícil hacerme cambiar de parecer.

Olivia, me ve con una mirada picara, ante aquel comentario sobre Jeff. Si bien yo era una chica tímida, con mi madre era imposible serlo, eramos unas grandes amigas.

-Sí es muy lindo Jane, deberías pedirle su número, por lo menos, después de dejarte así es lo mínimo que mereces, claro eso y una cita con él.- Propone mi madre, con complicidad. La miro con los ojos en blanco.

-¡¿Cómo crees mamá?! Eso jamás y no se te ocurra hacer algo al respecto.- Advierto a Olivia y ésta me mira con resignación y pena. Conocía muy bien a mamá y algo que destacaba en su forma de ser era ser demasiado imprudente y atrevida, no le importaba quién fuera pero siempre terminaba por avergonzarme. 

****

Tras miles de preguntas y papeleos terminé de hacer mi declaración con el mismo hombre frío de la tarde, quien no se esperaba que yo no fuera a levantar cargos en contra del hermoso Jeff. Los doctores firmaron mi acta de salida del hospital y también me despedí del chico que me había llamado hermosa horas atrás y a quien seguramente jamás volvería a ver en mi vida. 

De camino del hospital a mi casa mi madre se la había pasado interrogándome de que habíamos estado hablando Jeff y yo, me limité a responderle poniendo de pretexto que no me sentía bien, aunque la verdad ni siquiera habíamos hablado de cosas importantes. También Olivia me reclamaba del porque no quise preguntarle su número de celular.

Al llegar por fin a casa, entré casi corriendo por la puerta principal evitando más de sus preguntas incómodas de mi madre y subí cuidadosamente las escaleras que conducían hacía mi recamara. Ese día sí que había sido demasiado malo y sin contar que era el primero del largo ciclo escolar que me esperaba. Sólo agradecia por estar ya en mi cama con harry a mi lado y apunto de dormir cuando un mensaje interrumpió mi tan anhelado profundo sueño.

*****
Después de mucho tiempo vuelvo a retomar esta historia a la que le tengo mucho cariño. Algunos inconvenientes fueron los impedimentos para seguirla pero aquí estoy con muchas nuevas ideas. Espero y sea de su agrado.

Mi mejor maestro en el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora