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Qué gran día.

Un yacusi.

Una copa del vino más caro del hotel.

Y una gran pantalla en el techo del baño donde podías sintonizar cualquier cosa a decisión propia.

KyungSoo está muy satisfecho con haber aceptado el premio al segundo lugar que había ganado SeHun en aquel concurso de escritura. El cual tuvo que dárselo a KyungSoo por la simple razón de que reconciliarse con LuHan era más importante que unas vacaciones en Tailandia, en las playas paradisiacas.

Bueno, KyungSoo agradecía el hecho de haber obtenido los boletos de viaje a las playas de Tailandia cuando pasaba por una situación estresante. Debido a esa situación estresante fue que no pudo seguir aguantando por más tiempo a los integrantes revoltosos del grupo CBX. Se había tomado unas vacaciones de su trabajo como mánager de dicho trío, y esos chicos habían mojado su camisa del llanto producido por no poder seguir comiendo su comida.

KyungSoo exhala un suspiro, hundiéndose en el agua fresca hasta la barbilla luego de dejar la copa de vino a un lado del yacusi.

Hace tres días que está hospedado en el hotel y ya siente que quiere quedarse a vivir en él toda vida. Abandonar sus obligaciones se veían tentadoras para KyungSoo, que por tanto tiempo no se dio ninguna clase de descansos.

El timbre de su celular resuena. Aquel objeto de mala muerte —como le llama por el simple hecho de que cada día se llena de mensajes de BaekHyun— está puesto encima del borde del yacusi en una posición estable para que no cayera en el agua. Aunque a KyungSoo no le faltaban las ganas de él mismo empujar el celular bajo el agua.

Se incorpora y seca un de sus manos para poder agarrar el celular. Desliza la pantalla con extrema lentitud. Su ceño se frunce al leer el contenido del mensaje proveniente de un número desconocido.

Desconocido: Perdón por mi repentino mensaje. Quizás fue el destino que dejó tu número en mi celular o tal vez yo lo robé de la recepcionista cuando ella se distrajo con el culo de un cuarentón.

KyungSoo arquea una ceja. No sabe quién le envió ese mensaje. Él no se acercó a nadie en estos tres días, prácticamente se la pasó leyendo en su habitación, comiendo allí también. La única vez que salió al exterior fue ese día que aquel estúpido moreno había tenido intenciones de sobrepasarse con él por puro despecho.

Ese tal JongIn...

Ese Kai...

Ah.

KyungSoo inhala con fuerza.

¿Cómo demonios la recepcionista sabía su número de celular si KyungSoo había dejado el número de BaekHyun en el recuadro de inscripción? Además de que KyungSoo no cree para nada en el famoso destino. ¿Para qué carajos creer en eso, de todos modos?

Jodidas mentiras.

Para Desconocido: Te voy a bloquear. No quiero saber nada de ti. Mejor ve arrojarte al mar.

Satisfecho con su respuesta, KyungSoo apaga el celular, lo regresa a su lugar anterior, y vuelve a relajarse cómodamente en el yacusi.

Habría estado así toda la tarde, pero el ruido del timbre notificando la visita de alguien hizo que KyungSoo maldijera con un grito al cielo.

¿Es que no puede estar tranquilo un sábado que no tenía nada que hacer?

Piensa que mejor será fingir que no había nadie en la habitación, era más fácil que salir de su comodidad. Parece fácil, muy fácil, sin embargo, no lo es cuando la otra persona, la que está tocando el timbre y golpeando la puerta como si esta fuera un tambor, hace imposible la labor de quien quiere relajarse.

¡Podemos hacerlo! | KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora