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KyungSoo trata de no escupir alguna maldición mordiéndose el labio inferior, esforzándose con ahínco para tragar las enormes ganas de sucumbir en su deseo de maldecir a JongIn muchas veces hasta que el moreno llorara y abandonara todo la idea patética que tenía de llevárselo a la cama a bases de vasos de alcohol.

Mira por encima de su hombro con una frustración horrenda, buscando al maldito hombre que le había invitado a ese bar de mala muerte. Bueno, no es un bar de mala muerte, es cálido y muy alegre en comparación con aquellos bares a los cuales KyungSoo era llevado por SeHun y LuHan.

JongIn está bailando en la pista, moviéndose como si hubiera nacido para eso, para bailar y mover su paquete hasta embobar a todas las personas rodeándolo y aplaudiendo. KyungSoo siente que ese maldito está haciéndolo a propósito porque sabe que tiene un cuerpo de infarto. Ese cuerpo moreno, con la musculatura exacta y estable para lucir atractivo hace que KyungSoo logre hallar por primera vez al tipo de crush, por decirlo así, que podría mover todo en él.

Rápidamente regresa a mirar al barman que le está dirigiendo una mirada cargada de comprensión.

—Mi novio también baila —dice con una sonrisa suave y delicada.

KyungSoo resopla sonoramente.

Aquel imbécil no es su novio. La idea le surte escalofríos. Bien podría admitir que JongIn era su tipo, pero de ahí a plantearse la idea de salir con él ya era algo que KyungSoo desea evitar pensar.

Asiente para hacerle saber al hombre que lo escuchó claramente pese a la música, y bebe del vodka con enormes ansias. Sabía poco tailandés, pero al menos el suficiente para darse cuenta de que el barman estaba tratando de hacerlo sentir bien.

Pero KyungSoo está lejos de sentirse bien. Sólo quiere regresar a su habitación y ponerse a ver el drama coreano del monarca. Pero no puede. Aunque podría marcharse dejando a JongIn allí, no lo hacía por el simple hecho de que tenía las piernas como un jodido cordero.

Esperaba que JongIn cayera en las telas de arañas de alguien más y lo dejara en paz.

Pero vaya, nunca la suerte está de su lado. De haber sido así quizás jamás se habría fijado en su ex mujer, quien ahora había conseguido a otro hombre más rico y guapo. Agh, maldita la hora en que decidió casarse con ella.

Así como JongIn se lastima todo el tiempo pensando en ese TaeMin, KyungSoo lo hacía pensando en aquella vil mujer.

El haber recordado eso hace que los ojos de KyungSoo picaran.

Mierda.

KyungSoo ya no quiere seguir pensando en ella.

. . . . . .

La cabeza de KyungSoo no puede estar tranquila cuando la bebida bajando por su garganta es como una maldición dolorosa. Los recuerdos regresan como cadenas. Pensó que ya había superado la traición, pero al parecer no es así.

─Y esa maldita me dejó, así, sin más ─habla mientras se ahoga con el venenoso sabor del vodka fuerte que había pedido hace unas horas.

─ ¿Estaban casados? ─JongIn acaricia la nuca del más bajo con suavidad, masajeando el área lentamente. Él había dejado hace como media hora la pista al ver que KyungSoo pedía bebida tras bebida como un peligroso borracho.

KyungSoo alza la mirada y la pone sobre los ojos de JongIn. Sonríe mientras las lágrimas bajan de sus ojos lentamente. La imagen es tan ridícula que JongIn frunce el ceño y se muerde el labio inferior con fuerza.

—Sí. Tres años de casados —KyungSoo no lo deja de mirar en ningún momento—. Y me engañó con una mujer. ¡Una mujer! ¿Por qué? ¿Porque no estuve de acuerdo con ese fetiche de comerme su empanada? ¿Porque la dejé de lado en las noches de pasión para seguir viendo One Piece? ¿O porque en su cumpleaños usé sus tacones para alegrar a BaekHyun que estaba pasando un mal momento con la fama? ¡Ah! Pue- ¡Oye, deja de reírte!

¡Podemos hacerlo! | KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora