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Hoseok comenzaba a pensar que estaba estancado con su misión, no había contado los días que llevaba sirviendo en el palacio y al hijo del emperador, pero si podía decir con claridad que era mucho más tiempo del que había estimado en un principio.

Paciencia, se dijo a sí mismo, debía de ser paciente si no quería arruinar su progreso.

El príncipe Wang Su no era un hombre demasiado social, raramente abandonaba el palacio, mayormente para cerrar tratos con los señores de otras cosas nobles, para visitar a sus consortes o para reunirse con su padre por asuntos oficiales.

Wang Su también pasaba gran parte del día cultivándose en las artes, la ciencia y el combate.

Hoseok tenía que pasar gran parte de su día sentado sobre sus rodillas, mirando al príncipe escribir con delicadeza sobre su papel en blanco y también mirarlo practicar con la espada.

Estaría en problemas si el príncipe intentaba defenderse, porque era un experto en combate.

Miró frente a él, su largo cabello desordenado por la acción del viento, su espada chocando contra la de su entrenador.

El príncipe lucía irreal, tal vez no era el mejor disimulando porque cuando se detuvieron a descansar pudo verlo mirando de vuelta en su dirección con la más parecido a una sonrisa con sorna.

Fue solo un instante, tan breve que Hoseok creyó que sólo había sido su imaginación.

Solo para que más tarde dicha sospecha fuera eliminada. Estando sentado a un par de metros del príncipe, con las manos sobre sus rodillas y su mirada en el suelo, sólo siendo capaz de tener en su campo de visión los trazos finos de tinta del príncipe sobre su papel.

De vez en cuando podía sentir cómo se detenía y los miraba fijamente a cada uno de sus guardias, solo para seguir con su trabajo.

--Retírense --dijo de pronto con su habitual tono de voz sereno y grave. Los guardias se pusieron de pie en un suspiro, Hoseok esperando su turno a salir de la habitación siendo el más lejano de la puerta; la mano del príncipe sobre su muñeca lo detuvo y él se vio obligado a mirarlo --No usted, tengo algo que consultarle.

Hoseok maldijo internamente, solo para luego intentará serenarse diciéndose a sí mismo que era imposible que el príncipe supiera su verdadero motivo para estar en el lugar. Los guardias salieron, y la puerta se cerró.

Entonces el príncipe Wang Su se giró hacía a él, con el mismo rostro estoico y enigmático y tomó asiento sobre sus rodillas, Hoseok imitándolo al momento para evitar ser irrespetuoso.

--Trae el té --Yoongi dijo en voz alta a la dama de la corte, que salió en silencio luego de hacer una reverencia. Hoseok permanecía con el rostro cabizbajo hasta esperar una orden --Mírame a los ojos.

Hoseok obedeció, y fue el minuto más largo de su vida entera. Los ojos del príncipe Wang Su le recordaban a un felino, astutos, feroces, enigmáticos, oscuros y llenos de secretos. Lucía peligroso, la totalidad del príncipe.

Tal vez no fuera un gran militar como lo era su padre, pero había algo en su sola presencia que lo volvía imposible de desobedecer, mirando a sus ojos supo que cualquier cosa que el príncipe le pidiera hacer, el probablemente no podría negarse solo por no tener que ver el rostro decepcionado del hombre.

El príncipe heredero era un hombre peligroso porque era consciente de sus encantos y Hoseok estaba seguro de que los usaría en el momento en que fueran requeridos sin ninguna duda.

Cuando tuvo suficiente de inspeccionarlo hubo una muy suave, suave sonrisa curvando sus labios, aún sin apartar su mirada de Hoseok. Podía sentir sus manos vueltas puños sudar sobre sus rodillas.

gesture of resistance ; hopegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora