Episodio 2

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Aquí les dejó el segundo capítulo, esperó lo disfruten y estén dentro de sus casas :)

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Sentí como alguien acariciaba con gentileza mi cuerpo y rostro, la calidez que me rodeaba y un fuerte pero embriagante olor que conocía desde mas de 3 años, 'Bill...' pensé, abrí mis ojos y Bill me miraba atento, acariciaba mi anaranjado cabello y recorría mis mejillas llenas de pecas, sonreí y por puro impulso lo besé, sentí como sus brazos me abrazaron y me atrajeron a su cuerpo, haciendo que nuestro besó se profundizara, sentía sus manos en mi cintura y sentía como su lengua y la mía se fundían en un profundo y lujurioso besó, justo cuando nos separamos y quisimos ir mas lejos, la puerta de mi cuarto y en el umbral se encontraba Jorgen.

-!Mami tengo hambre! Papa también tiene, ¿verdad papa? –

Me sorprendí al escuchar a Jorgen, y estaba casi seguro que la mayoría de la noche estuvo despierto procesando todo lo que había pasado, el conocer a su padre...Pero me hacia feliz que, aunque fuera un niño tan pequeño podía asimilar las cosas rápido, miré a Bill que estaba tan impactado como yo, y sonreí al ver que un leve sonrojo en su rostro se mostraba, sonrío y dijo feliz.

-Ya escuchaste lindura, tenemos hambre. -

-Si, si ya me levanto, ¿porque no vas a lavarte los dientes y después me ayudas Jorgen? -

-!Si mami!-

Jorgen salio corriendo del cuarto, dejándome a Bill y a mi en un cálido silencio, me pare o al menos trate, pero mis caderas estaban tan adoloridas que perdí el equilibrio, pero, Bill paro mi caída y abrazo mi cintura, mientras el ya se encontraba sentado en la cama, aun desnudo. Me sentó en su regazo y besó mi mejilla.

-No te fuerces lindura, sabes que no te dejaría caminar hoy. -

-Mhhh eres un abusón conmigo Bill-

-Así fue como te enamore ¿no? -

Tomó mi barbilla y me besó de nuevo, haciendo que me sonrojara y profundizáramos el besó, al final nos separamos por falta de aliento, Bill se paro y se puso sus pantalones y buscaba una camisa, yo me sonrojé cuando me trajo un pequeño short que usaba de pajama y una playera que me quedaba grande, su gran torso era irresistible y hacia que me pusiera rojo, así que le indique que buscara en un cajón dentro de mi armario, que ahí encontraría una camisa que le quedara, Bill se extraño pero no dudo y busco en el armario, revolvió un poco las cosas y cuando cerro el armario con la prenda en mano sonrió mirándome.

-No sabía que te habías llevado camisas mías, lindura. -

-Calla...Solo me equivoqué y las traje por accidente. -

Mi rostro estaba rojo y no podía mirar a Bill, ya que en verdad era mentira y siempre usaba esas camisas para olerlas y tocarme mientras recordaba las caricias que una vez recibí de Bill, pero claramente no lo admitiría. Bill se acercó a mi ya con su camisa puesta y me cargo haciendo que me agarrara de su cuello, y mientras nos dirijamos a la cocina pego sus labios a mi oreja y con un gruñido gutural dijo con malicia.

-Dime lindura, ¿Qué hacías con mis camisas eh? ¿Te tocabas? ¿Te venías en ellas? ¿Cómo una zorrita en celo? -

-N..no obviamente no, pervertido. -

Era obvio que mentía, no solo porque tartamudeaba, sino también por lo rojo que estaba junto a Bill, me sentía muy voluble y vulnerable junto a Bill, siempre me había sentido así con el, era también una de las razones por las que lo amaba, ya que solo el llegó a doblegarme al punto de dejar que me hiciera todo tipo de cosas, excepto llegar a abusar de mi o llegar a golpearme, aunque Bill me doblegara nunca dejaría que nadie me hiciera daño, a mi o a mi niño...nuestro niño.

El americano y su danésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora